Fueron sólo quince minutos pero realmente valió la pena esperar.
Se jugaba un Argentina-Serbia Montenegro correspondiente a la segunda jornada del grupo C, bautizado de la muerte, cuando desde el lateral argentino se solicita una sustitución.
Recuerdo que estaba viendo aquel partido y calentaban defensas en la banda de la albiceleste.
El marcador iba 3-0 y entonces vino la expulsión de Mateja Kezman que animó al coleccionista de títulos de inferiores José Néstor Pekerman a dar minutos a dos jóvenes que la afición reclamaba con pancartas por todo el estadio.
Es el minuto 75 y abandona la cancha Maxi Rodríguez para que ingrese metido en el 19 un niño de apenas 18 años.
La primera que pasó a su lado la coló entre las piernas de Gavranic para que Hernán Crespo fusilara a Grevic.
La segunda la cruzó bajo las piernas del guardameta serbio para hacer el primero de los muchos que llegarían después de aquel minuto 88.
Desde ese día la fecha empezó a tener un lugar especial en la historia.
Igual que el 23 de junio de 1982 estaba guardado para el debut de Diego Maradona en un campeonato mundial, el 16 de junio de 2006 sería el de la diplomatura en Copa del Mundo de Lionel Andrés Messi con el techo retráctil del Arena AufSchalke de la ciudad de Gelsenkirchen como testigo.
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