Viendo el Argentina-Grecia de anoche me vino a la memoria el partido que disputaron estos dos mismos contendientes en el Mundial de Estados Unidos de 1994.
Era el primero del grupo D que completaban Nigeria y Bulgaria y resultó al final el que se quedó el privilegio de conservar para siempre el último gol de Diego Armando Maradona en una fase final.
¿Quién no recuerda ese gol?
¿Quién no recuerda al barrilete cósmico enfrentando desafiante la cámara de la televisión diciendo aquello de "aquí estoy yo y no estoy acabado"?
Pero luego le sortearon a él al final del partido ante Nigeria y fueron a buscarle a la misma línea de cal, le amarraron por el brazo y le pasaron por una cabina para orinar en un frasco que escupió un doping positivo por efedrina.
25 de junio de 1994 en el Foxboro Stadium de Boston.
Esa fecha las luces del fútbol tiritaron como lo hacen las del salón los días de tormenta.
¿Lo habían cogido en trampa?
¿Tenía algo que ver el quemagrasas en la virtud de su pie izquierdo?
Nadie como Eduardo Galeano para describir el momento:
"Jugó, venció, meó, perdió."
Y nadie como el propio Diego para ilustrar las sensaciones:
"Me cortaron las piernas..."
...Y a mí la ilusión, y por eso siempre llevo bien apuntada la reflexión de Galeano:
"Diego Armando Maradona nunca había usado estimulantes en vísperas de los partidos para multiplicarse el cuerpo. Es verdad que había estado metido en la cocaína, pero se dopaba en las fiestas tristes, para olvidar o ser olvidado, cuando ya estaba acorralado por la gloria y no podía vivir sin la fama que no lo dejaba vivir. Jugaba mejor que nadie a pesar de la cocaína, y no por ella."
Y a pesar de la efedrina, pero se lo quitaron malamente de en medio.
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