Fue en el mes de enero de 1990 y ocurrió entonces lo que ocurre tantas veces cuando se otorga el Balón de Oro al mejor futbolista del momento: nadie estuvo de acuerdo por aquello del “para gustos hay colores”.
Pero L´Equipe lo acreditó a él como el “Mejor jugador de baloncesto europeo de la década de los ochenta” y desde aquella fecha el galardón luce en el aparador junto a siete títulos de Liga ACB, diez Copas del Rey, dos Recopas, una Copa Korac, aquella inolvidable medalla de plata de Los Angeles 84, la otra no menos recordable de Nantes 83 en el europeo, otra de bronce en el europeo de Roma 91 y una interminable colección de marcas de todo tipo y distinciones individuales.
Yo también reconozco que ese periodo estuvo plagado de grandes basquetbolistas, pero también recuerdo que al último Balón de Oro de Marco Van Basten le borraron el nombre de Hristo Stoichkov la noche anterior a la ceremonia.
Y también recuerdo que mi primera lágrima deportiva brotó viéndole vestido con el número 15 de color blanco bordado en nuestros colores, tan impotente como yo en aquella fatídica noche del Patinoire des Vernets de Ginebra ante el Banco Di Roma de Larry Wright.
Por eso creo, como creí aquella víspera de Reyes, que es de ley, porque aquella distinción fue como ponerle la diadema al único rey sin corona del baloncesto europeo.
Hoy cumple 51 años Juan Antonio San Epifanio (Zaragoza, 12 de junio de 1959), para siempre Súper Epi.
El palmarés del diario deportivo francés quedó así:
• Mejor jugador europeo de la década: Epi
• Mejor equipo europeo de la década: Maccabi Tel Aviv
• Mejor selección europea de la década: URSS
• Mejor equipo NBA: Los Angeles Lakers
• Mejor jugador NBA de la década: Magic Johnson
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