sábado, 19 de junio de 2010

Uruguay-Argentina: la madre de todas las batallas

20 de junio de 1902: Las selecciones de Argentina y Uruguay se enfrentan en Montevideo en lo que oficialmente se considera el primer capítulo del clásico rioplatense. Ganan los visitantes por 6 a 0.


Un Uruguay-Argentina son palabras mayores cuando se habla de fútbol.

Es el Súper Clásico de todos los tiempos, la madre de todas las batallas, el duelo más antiguo del mundo después del Inglaterra-Escocia y seguramente el que más lágrimas ha provocado a orillas del estuario.

Los dos países del Rio de La Plata siempre han estado unidos y a la vez separados por una pelota de cuero desde que se creó el primer suramericano, el gérmen de lo que hoy conocemos como Copa América.

Todo empezó en 1916 con victoria de la celeste en el torneo celebrado en Buenos Aires donde los aficionados locales acabaron dando fuego a las tribunas.

Desde ese año y hasta 1942 se vieron las caras en diez finales, con ocho victorias uruguayas por sólo dos argentinas.

Por aquel entonces los uruguayos dominaban el panorama futbolístico latinoamericano y asomaron la cabeza al mundo al ganar los Juegos Olímpicos de 1924 en el Estadio Olímpico de Colombes en París, donde también Paavo Nurmi hizo historia sobre su pista ceniza , la más veloz del atletismo moderno antes de la aparición de las sintéticas.

En aquel combinado charrúa destacaba la figura de color de José Leandro Andrade al que apodaron La Maravilla Negra.

Fue el primer gran jugador negro de la historia del fútbol.

Bajo su batuta, Uruguay triunfó también en los Juegos Olímpicos de Amsterdam en 1928 y en la Primera Copa del Mundo celebrada en el Estadio Centenario de Montevideo en 1930, inaugurado para la ocasión y curiosamente con una tribuna bautizada Colombes, en recuerdo de la gesta de olímpica de 1924.

En ambas contiendas el rival fue el vecino del otro lado del Río de La Plata.

Pero lo más curioso sucedió en un enfrentamiento celebrado el 2 de octubre de 1924 recién terminada la olimpiada francesa.

En el Estadio Sportivo Barracas, el más grande de Argentina en aquellos tiempos, los locales se enfrentaron a los uruguayos que llegaban con la medalla dorada colgada al cuello.

La victoria en esta ocasión fue albiceleste, pero para la historia quedará el gol anotado por Cesáreo Onzari directamente desde la esquina del córner.

Venció la Argentina por dos goles a uno y ese fue el primer gol olímpico de la historia del fútbol.

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