jueves, 30 de septiembre de 2010

29 de sptiembre de 1975: Los Fresnos

En 39.282.000 de pesetas ha vendido el Sporting de Gijón el campo de su propiedad, Los Fresnos, que estaba en el centro de la ciudad. Hoy mismo se ha conocido ya el concurso-subasta donde participaron varias empresas inmobiliarias y ha sido la firma local Profisa quien ha ofertado más fuerte. Con esta venta de Los Fresnos, que representan casi 40 millones para el Sporting, el equipo gijonés afrontará la construcción de una Ciudad Deportiva que piensa levantar en las afueras de Gijón, concretamente en Mareo. La Ciudad Deportiva constaría de seis campos de fútbol, locales para gimnasio y pistas de atletismo. El importe de esta Ciudad Deportiva, como figura en el proyecto, es de 75 millones de pesetas, y en principio la Delegación Nacional de Deportes colaborará con 17 millones de pesetas.

El Mundo Deportivo (30/09/1975)

El útimo show de O Rei

Primer día  de octubre del año 1977 en el Estadio de los Gigantes de Nueva York. Juegan el New York Cosmos y el Santos de Brasil.
Es la despedida definitiva del mejor futbolista de la historia. Llovieron lágrimas del cielo.

Carlos Alberto y Pelé
Necesitaba una solución y la buscó por abajo. Tiro un cañito pero aquel zaguero que jugaba con sotana abortó la intentona sin más miramientos. En la siguiente lo intentó por arriba. Probó de sombrero y otro fiasco. La tocó de flequillo el defensor de ciento noventa y dos centímetros que cayó a cubrir la contra por aquella banda. Por fin decidió encarar y le salió una bicicleta enorme, pero pisó la bola y rodó por el suelo como un trapo. Entonces se acordó de Pelé y de aquel gol en la Copa del Mundo de México 1970. Dejó la banda y pidió en la media. Dribló a dos rivales y se sacó un cañonazo que hizo recular al portero hasta quedar cosido a la red. La pelota se envenenó tanto que astilló la cruceta derecha y salió por la parte lateral del marco. Sonrió un momento y pensó que por fin le había salido algo grande esa noche.
Como O Rei, había marcado el NO GOL más famoso de la historia del fútbol.
Después fue sustituido pero sólo unos pocos le aplaudieron. "Floja memoria", pensó.

viernes, 24 de septiembre de 2010

Keita

La temporada 73-74 tuvo algunos hechos tan noticiables como el 0-5 del Barcelona de Cruyff y el Cholo Sotil en el Santiago Bernabéu, el jab de Angel María Villar al mentón del propio Johan en San Mamés o la Copa de Europa que el Atlético de Madrid dejó escapar entre las manos de Miguel Reina en el alargue del Estadio Heysel de Bruselas tras un tirazo de Schwarzenbeck desde el salón de su casa.
También, otro año más, y era el cuarto ya desde que la FIFA designara en México 70 los colores amarillo y rojo para hacer cumplir las reglas de juego, en la piel de toro seguíamos a lo nuestro y los colegiados mostraban cartulinas de color blanco cuando tenían que amonestar a los intrépidos que querían atajar el reglamento.
Sin embargo esa temporada será recordada más que nada por la autorización del delegado nacional de Educación Física y Deportes para la contratación de dos jugadores extranjeros por club en primera y segunda división y acabar así con la pantomima de los asimilados a los que les brotaban partidas de nacimiento de abajo de las piedras con una autenticidad tan cuestionable como la del carnet de conducir de Alejandro Sanz.
Así llegaron el padre de Paolo Montero al Granada, Gunter Netzer al Real Madrid o Jorge D´Alessandro al Salamanca el curso siguiente.
En la ribera del Turia salieron entonces de pesca por la vieja Europa en busca de gol y echaron las redes sobre un muchacho de piel de ébano, espigado y liviano como una pluma, y que había llamado la atención en el Stade Geoffroy-Guichard de Saint-Étienne, donde años más tarde deleitaría a la platea otro joven llamado Michel Platini. El último año allí había llegado a la escalofriante cifra de 42 goles y dejó para la vitrina tres Ligue 1 y dos Copas.
Los traspasaron al Marsella y allí los che pagaron 27 millones de pesetas por su pase a instancias del preparador del equipo, Don Alfredo Di Stéfano que se empecinó en colocarlo como único punta:
“Yo no me considero un gran goleador. He tenido suerte algunos años, durante mi actuación en Francia”.
El chaval no mentía, y en el primer torneo completo en nuestro país únicamente llegó a los siete tantos.
Debutó un 1 de septiembre de 1973 en Mestalla ante el Real Oviedo de Tensi, Marianín, Javier y Uría y ese tarde estuvo especialmente inspirado de cara a gol. Hizo los dos con los que el Valencia anuló la ventaja inicial de los carbayones y el segundo provocó la traca en la tribuna. La jugada arrancó con un saque de meta defectuoso del portero visitante que enganchó al vuelo para colarla en el ángulo.
El tercero de su cuenta lo haría precisamente en la tercera fecha del torneo, en el Estadio de El Molinón, cuando al paso por el trece de la reanudación batió a Castro con un fuerte chut colocado al lado de la cepa izquierda.
Aquel encuentro también arrancó mal para el equipo de La Saeta Rubia que encajó un penalti lanzado por el argentino Doria. También de penalti, de Doria a nuestro protagonista, permitió igualar la contienda a los visitantes.
A partir de ahí algunas lesiones le mojaron la pólvora y su figura se fue diluyendo poco a poco.
Años más tarde, al volver a su Bamako natal, ese donde había dejado aparcados sus estudios de derecho, fundó un centro para la educación y formación de jóvenes futbolistas.
Esa escuela lleva su nombre, el nombre del futbolista galardonado con el primer Balón de Oro africano en 1970.
Se llama Salif Keita Traore y día de hoy sigue siendo el tío de Seydou Keita, la pieza innegociable en el actual engranaje del FC Barcelona de Pep Guardiola.

martes, 21 de septiembre de 2010

22 de septiembre

Cuando a Don Revie le ofrecieron ser director técnico en Leeds el pesimismo estaba enquistado en todos los rincones de aquella ciudad textil.
Corría el año 1961 y el primer diagnóstico del enfermo indicaba parada cardio-respiratoria y por eso tuvo que aplicarle de urgencia los electrodos para que sacarle los pies de la tercera categoría y devolverlo al mundo de los vivos en la segunda división.
Luego ese equipo instruido en la cátedra juego barriobajero encadenaría varios cursos de sobresaliente en los que se cobraron dos campeonatos de liga, una FA Cup, una Comunity, una Carling Cup y dos Copas de Ferias.
El Dirty Leeds se postuló entonces como la referencia futbolística de la época en las islas y se convirtió en un habitual en las luchas por todo lo que llevara aparejado el alzamiento de trofeo, aunque también probaron aquello de la miel en los labios: cinco veces fueron segundos en liga y le hicieron pasillo a los campeones en tres finales de FA Cup, una de Ferias, una Recopa y en la recordada final de Copa de Europa ante el Bayern del Kaiser después de eliminar en semifinales al Barça de Cruyff.
Recordado sobre todos es el pleito doméstico de la temporada 1971-1972 en el que Brian Clough, al mando de una cuadrilla de desahuciados, le birló  con el Derby Country y por la humillante ventaja de un punto el campeonato nacional de liga.
Precisamente ese año los chicos de Revie se pasaron por España para satisfacer el afán recaudatorio de los ancianos dirigentes del fútbol continental, que decidieron de forma unilateral que ya iba siendo hora de exprimir la gallina de los huevos de oro para financiar con desahogo sus banquetes y sus labores.
Le cortaron pues el pescuezo a la Copa de Ciudades en Feria y para en funeral tuvieron la ocurrencia de apalabrar un duelo a las 20:45 horas en el Camp Nou entre el primer campeón, el FC Barcelona al mando entonces de Rinus Michels, y el postrero, el legendario Leeds United de Don Revie.
El que saliera triunfador se llevaría en propiedad la Copa Noel Beard.
Así que el 22 de septiembre de 1971 y a la hora pactada, unos y otros se pusieron los calzones cortos y la pechera de juego para pegarse por aquel rancio trozo de hojalata.
La baja de Miguel Reina en los locales hizo que Sadurní tuviera que ajustarse las manoplas para parar a Billy Bremmer y a la Jirafa Charlton, que con sus casi cuarenta castañas al lomo seguía dando guerra por esos campos de Dios.
A los seis minutos de juego un centro chut de Marcial es alojado en la meta de los whites por Dueñas haciendo el primero de los propietarios.
Sin tiempo para gritarlo Lorimer fusila a Sadurní que deja la pelona a merced de Jordan para ajustar nuevamente el resultado.
No hubo aire en estos primeros lances, pero luego el partido se trabó hasta poco antes del final.
Una pared entre Rexach y Marcial permitió a este último filtrar un pase profundo que Dueñas nuevamente envió a dormir al fondo del arco de Sprake.
Ya sólo quedaba que el presidente de la FIFA, Stanley Rouss, le concediera el honor al capitán Rifé de mostrar a la despoblada gradería del Camp Nou la pieza conquistada.
Seguramente los que faltaron no auguraban nada bueno aquella noche.
La aureola que traían tras de sí Revie y sus muchachos no invitaba para nada al optimismo.

lunes, 20 de septiembre de 2010

21 de septiembre

Este día de 1929 vino al mundo en Budapest Sandor Kocsis, el futbolista con mayor cantidad de carga explosiva en la cabeza que jamás se ha visto dando brincos por un terreno de juego.
Formó con Hidegkuti, Puskas y Czibor en la selección húngara que asombró a propios y extraños a principios de los cincuenta quedando campeones en la Olimpiada de Helsinki de 1952 y barriendo del mapa a los inventores del juego en varias batallas inolvidables.
Eran llamados Los Magiares Mágicos, a los que la gloria les dió la espalda en el Wankdorfstadion de Berna en aquella histórica final ante la Alemania Occidental del recordado Fritz Walter en la que sucumbieron por un ajustadísimo por tres a dos.
Siete años después, vistiendo ya de azulgrana y acompañando a Kubala, Czibor y Luisito Suárez, volvería a ver pasar de largo el laurel al caer en el mismo estadio y por el mismo resultado ante el Benfica de Portugal en la final de la Copa de Europa.
Ese día se vistieron en la caseta de visitantes, como en la final de la Copa del Mundo.
Le apodaron Cabecita de Oro, porque cuando el balón sobrevolaba su área de influencia todo el mundo sabía que acabaría besando de forma irrevocable la red.

domingo, 19 de septiembre de 2010

20 de septiembre

Un día como hoy de 1917 alumbraron en Montevideo a Obdulio Varela, el Negro Jefe, capitán uruguayo en el célebre Maracanazo.
También un día como hoy de 1983 nos dejaba para siempre Angelito Labruna, no diga River Plate, diga Labruna.
Pero hoy más que nunca, quiero recordar al mejor entrenador británico de todos los tiempos rescatando un artículo de hace algunos meses y al que la bebida se llevó de este mundo también un 20 de septiembre, este del año 2004.

BRIAN CLOUGH, EL VIEJO CREÍDO

"Es, además de la mejor película ambientada en el mundo del fútbol de todos los tiempos, una impecable reflexión sobre la soledad en el deporte"

David Broc (Fotogramas)


Ese pálpito tengo yo desde el mismo día que tuve la oportunidad de ver por primera vez este largometraje, del que por otra parte no había oído hablar ni una sola palabra.
Sí recuerdo en cambio, que hace unas semanas, tomando unas copas por Cangas le recomendé, o más bien obligué a Oliver a quedarse con la copia que le ofrecía el chico del top manta que suele parar por los viernes por nuestras parroquias de alterne.
Sabía que le iba a gustar tanto como a mí, que la vi de casualidad solo unos meses después de su estreno en 2009.
Tengo que reconocer que no tenía muchas esperanzas depositadas en ella, pero ya desde la primera secuencia me dejó cautivado, transpiraba fútbol, fútbol inglés de la época, de estadios viejos y campos embarrados hasta la rodilla.
Me pareció tan bueno el guión que por un momento pensé si era posible que todo eso hubiese pasado alguna vez.
Y llegó el final, y el final…¡¡¡Dios¡¡¡... el final tiene algo excepcional.
Resulta que la película está basada en hechos reales, hechos que ocurrieron en el fútbol inglés al final de la década de los sesenta y principios de los setenta, los tiempos del intocable Leeds de Don Revie.
Por eso no es una película olvidable, y estos días la figura del protagonista me volvió a revolotear por la cabeza después de ver a José Mourinho llevar al Inter de Milán a conquistar su tercera Copa de Europa en el Estadio Santiago Bernabéu.
Porque en el fondo, el preparador portugués tiene algunas cosas de Brian Clough, el personaje alrededor del cual gira la cinta, que como entrenador destacó sobre todo por su capacidad para motivar a los jugadores.
Salvo los 44 días que dirigió al mejor equipo británico del momento, el Leeds United, Clough siempre estuvo al mando de naves con pocos recursos, equipos modestos y sin apenas nombre zurcidos con jugadores desahuciados para el fútbol y que bajo su batuta alcanzaron sus cotas más altas como profesionales.
Equipos como el Derby Country, al que salvó del descenso en la First División y que hizo campeón el segundo año en la élite.
Pero la cinta se queda coja a propósito llegando unicamente hasta la destitución de Clough en Elland Road tras ese desastroso mes y pico y un esporádico paso por la tercera división.
Lo realmente grande llega en los títulos de crédito donde se repasa su trayectoria a partir de entonces, en el Forest, un don nadie reconstruído con retales al que sacó de la segunda categoría para hacerlo dos veces consecutivas Campeón de la Copa de Europa.
Por eso hoy es buen día para recomendar la película de Tom Hooper, porque para que la coincidencia sea total, un 28 de mayo de 1980, con un gol de John Robertson, el Forest de Brian Clough derrotaba al Hamburgo de Kevin Keegan en la final disputada en el Santiago Bernabéu, que hace unos días sucumbió al efecto Mou y donde John McGovern, el jugador que había fichado para jugar en cuarta categoría y al que contrató en todos sus equipos, levantó al cielo de Madrid el segundo entorchado continental de los chicos de The City Ground.
Grande Clough, grande Mou y grande ese mítico e inolvidable Nottingham Forest de Trevor Francis.

sábado, 18 de septiembre de 2010

19 de septiembre de 1984

Es miércoles y como buen día entre semana trae a los papeles el arranque de las competiciones continentales de fútbol que esa temporada culminaron con los innombrables sucesos del estadio Heysel de Bruselas.
El Athletic Club de Bilbao de Clemente, Zubi y Goiko es nuestro representante en la máxima competición de clubes y arranca con derrota a domicilio (3-2) ante el Burdeos dirigido desde la línea por Aimeé Jacquet y en el verde por Battiston, Tigana y Giresse.
En la Recopa se estrena el FC Barcelona de Terry Venables con victoria (2-4) en Saint Symphorien ante el Metz y en la UEFA el Real de Amancio lo coloca una manita al desconocido Wacker Insbruck.
Para variar el Atleti de Zapatones, con Hugo Sánchez y el secretario técnico Miguel Angel Ruiz, naufraga en Suiza (1-0) ante el modesto Sion y el Betis de Gordillo y Poli Rincón gana (1-0) en el Villamarín al Universidad de Craiova.
Mención a parte para para la puesta de largo europea del Real Valladolid con los históricos Fenoy y Eusebio que consigue imponerse al Rijeka con gol de Jorge Polilla Da Silva

viernes, 17 de septiembre de 2010

18 de septiembre de 1932

Con motivo de las fiestas patronales de la capital, el coqueto estadio de Buenavista acoge un match amistoso entre los eternos enemigos regionales, el Oviedo FC y el Sporting de Gijón, que esa misma temporada iban a ser rivales en la liga de segunda división.
El resultado final de 5-1 a favor de los locales era algo previsible porque los de Don Fruela pusieron en liza a la primera “Delantera Eléctrica” formada por Casuco, Gallart, Lángara, Gale e Inciarte.
Los cinco goles ovetenses fueron obra de un fenómeno de la anotación de todos los tiempos, Isidro Lángara, “el tanque de Pasaia”, mientras que la horna gijonesa llevó la firma de Herrerita, que años más tarde formaría con Emilín en la segunda “Delantera Eléctrica” del aquel histórico Real Oviedo.
Ese año los capitalinos fueron campeones y ascendieron a la división de oro de la que se cayó el Deportivo Alavés.

17 de septiembre

¡Que no cunda el pánico¡ Este no es el resumen de la jornada de liga pasada, pero sí que puede ser un buen adelanto para la que se nos viene ya encima este mismo fin de semana.
Pasa que la historia es cíclica y a veces tienes cosas que parecen un déjà vu, y si no os lo creeis vamos a situarnos en el campeonato de liga 1950-1951:

17 de septiembre de 1950
Segunda fecha de liga en la división de plata en la que el Sporting golea al Barakaldo a domicilio por un gol a seis, y también en la primera división, donde la Real Sociedad de San Sebastián, que venía de encajar ocho goles en Les Corts, aplasta al Real Madrid por seis a dos en Atocha.
El domingo juegan en Anoeta y ni por asomo será lo mismo.
Eran otros tiempos y otros lodazales.
En el Metropolitano de Madrid juegan Atlético y Fútbol Club Barcelona dejando para la historia un partido memorable que terminó con un escandaloso resultado de seis a cuatro favorable a los propietarios del terreno, que no pudieron contar esa tarde con su perla negra Ben Barek.
¿Jugará el Kun el domingo en el Calderón?
Salieron campeones de ese torneo los colchoneros que esta temporada también apuntan maneras, pero para la memoria y los libros quedará el hito de 38 goles anotados por Telmo Zarra con el Athletic Club de Bilbao, que precisamente el sábado visita el remodelado estadio del Piles.

También un 17 de septiembre pero este de 1996 en La Romareda se enfrentaron el Zaragoza de Pardeza y Nayim y la sub-21 de Clemente con De la Peña, Raúl, Celades y Marcos Vales entre otros, en el homenaje a uno de los onces más grande visto jamás a orillas del Ebro, Carlos Lapetra, integrante de “Los cinco magníficos”.
Ganaron los pequeñajos con gol de Oscar De Paula, pero esa noche el resultado era lo de menos.

Y ahora ¿quién es el guapo que se atreve a hacer una quiniela?

16 de septiembre de 1973

Día de contraste en los campos de fútbol de América Latina.

En los bajos del Estadio Nacional de Chile, militares afines al General Augusto Pinochet torturan hasta la muerte al cantautor Víctor Jara.

Mientras, en el Parque de los Patricios, Huracán festeja su primer campeonato del profesionalismo conducido por César Luis Menotti.
Con "el Globito" se alineaban entonces René Housseman, Omar Larrosa, Coco Basile y sobre todos, Miguel Angel Brindisi, protagonista en el inicio de la narración de ese inolvidable plano secuencia de El secreto de sus ojos:

"Linda noche para la práctica del fútbol...Huracán recibe en el Tomás A. Ducó a Racing Club de Avellaneda..."



Secuencia de El secreto de sus ojos

15 de septiembre de 1995

Día luctuoso en el mundo del balompié:

Un fallo vascular apaga la luz del mejor delantero centro de la historia del AC Milan, (aunque no lo incluyan en su Hall of Fame) el implacable "bombero" sueco Gunnar Nordhal.

Mientras, al otro lado del Atlántico, un siniestro de tráfico corta el aire a uno de los mejores interiores zurdos que han visto los campos españoles, José Guimaraes "Dirceu", recordadísimo a orillas del Manzanares y que recién había colgado las botas de juego.

sábado, 4 de septiembre de 2010

S.D. Narcea: Temporada 1963-1964 (I)

Equipo de futbol de Cangas del Narcea antes de federarse en Junio de 1963. De izquierda a derecha; Arriba: Galleguín, Mauro Corolo, Puli, Benito Corolo, Frailín, Alfredo; Abajo: Jose Gayón, Angel Dupont, Pin Habanero, Antón el Bonito, Fontaniella y Ete.
Recuerdo que leyendo algunas referencias a la S.D. Narcea en Cachinos de Cangas Manolo Román se lamentaba de la poca documentación que existe de nuestro club en las hemerotecas. A mí me había pasado algo similar al intentar llenar de contenido un artículo sobre Chichi y por suerte La Maniega me ayudó a salir del paso.
Pero como me seguía picando la curiosidad, seguí buceando por el mundo virtual y hallé en las suculentas páginas de El Eco de Luarca unos cuantos datos de los primeros pasos federados de la Sociedad Deportiva Narcea en el Campeonato Territorial del Occidente de la temporada 1963-1964, también llamado Segunda Regional y que ya entonces no difería mucho de cualquier grupo en el que compiten actualmente los equipos de mayores y pequeños de la zona norte y sur del occidente de Asturias que transitan por esta categoría.
Ese curso fueron de la partida junto a los cangueses los primeros planteles del Barcia, Navia, Trevías, Puerto de Vega, Boal, Tapia, Barres, Marino de Figueras, Vegadeo, La Caridad, Villapedre, Andés, Otur y Espinense de La Espina, que también debutaba en competición regulada.
Para impartir justicia en los partidos fueron designados por la Federación Asturiana de Fútbol colegiados de Luarca (6), Tapia (1), Castropol (1), Ribadeo (1) y de Villuir (1).
Para los encuentros a celebrar en La Espina y Cangas del Narcea, y dada la distancia que separa esta zona de los nuevos clubs, los árbitros qué juzgarán habrán de ser de la zona central, Oviedo, con la que además tienen muy buena comunicación.
La primera fecha en la que se jugaron partidos fue el 15 de septiembre de 1963, aunque el Narcea no haría su estreno oficial hasta la semana siguiente en el Campo de La Vega enfrentándose al Vegadeo al que derrotaría por tres goles a dos y donde una vez más quedó de manifiesto la peculiaridad de nuestra villa.
La inauguración de la competición, si bien fue un éxito completo en cuanto a lo de la asistencia de público se refiere, no lo fue ni mucho menos en cuanto a lo demás. Empecemos porque el árbitro que estaba designado por la Federación, no se dignó asistir a juzgar el encuentro por lo que hubieron de ponerse de acuerdo los delegados de ambos equipos, a fin de que el partido fuese dirigido por un árbitro de la localidad.
Es evidente que las comunicaciones con la capital no eran todo lo exquisitas que presumían los editores del diario independiente luarqués y el partido finalmente no se consideró válido para los organismos y hubo de repetirse más adelante con victoria nuevamente de los nuestros.
En lo meramente deportivo el encuentro, si bien fue emocionante en los finales del mismo, fue de una pobreza técnica por parte de ambos conjuntos que aburrió a la afición.
En la segunda jornada el Narcea acudió a El Campón para verse las caras con el Puerto de Vega, y con el apoyo de numerosos seguidores de Cangas que portaban pancartas de apoyo al equipo, consiguió adelantarse en el marcador mediada la primera mitad pero la falta de condición física pasaría factura con el discurrir de los minutos a los hombres del veterano preparador ovetense Suárez Arias, y dos goles de Malaquías sirvieron a la postre para que los puntos se quedaran en el casillero de los propietarios del terreno.
En las semanas siguientes se celebraron en la villa nuevamente partidos y volvió a llenarse La Vega con la visita de La Caridad para ver la goleada local que se paró en el cuarto gol y la derrota ante el Barres por tres goles cinco.
Ese revés como local hizo daño al equipo de Suárez Arias que el domingo siguiente caería con estrépito en San Miguel ante el Trevías por ocho goles a uno.
Y por fin llegaba el esperado derbi ante los vecinos de La Espina. El encuentro no fue ni bueno ni malo, hubo de todo. Con empate a uno en la parte primera, y empate a dos hasta casi el final en que, a solo cuatro minutos marcaron el tanto de la victoria los de casa.

(continuará…)

jueves, 2 de septiembre de 2010

futbolycojones.com: El Abuelo

La semana pasada me tocó ir de faena por Cantabria y en una taberna al lado de Torrelavega encontré al medio volante zurdo que andaba buscando para futbolycojones.com.
Resulta que hice un alto para comprar pitillos y entré en una tasca que se conoce que no era muy frecuentada en días de labor.
El paisano que había detrás de la barra, al ver a un forastero entrar al local, empezó a dar bandazos detrás del mostrador sin ton ni son poseído por no sé qué nervios repentinos, a pasar la bayeta por donde estaba más seco que la mojama, a mirar arriba y abajo yendo de un extremo a otro…
Cuando me giré y observé aquella especie de baile de San Vito no pude evitar que se me escapara una sonrisa y me acordé de un jugador que también se desplazaba sin mucho criterio por la línea divisoria bien entrados los ochenta. Pero es que para más inri el fulano era clavadito, clavadito, al futbolista más repetido en la historia de las colecciones de cromos editadas hasta la fecha en España.
Lucía calva deslumbrante, bigote mostachón y un poblado entrecejo al más puro estilo Agustín Abadía Plana, "el abuelo", el Tato Abadía del legendario CD Logroñés, el centrocampista todoterreno que nunca supo lo que era usar canilleras.
Allí mismo le hice la ficha para que volviera a sudar la camiseta y empapar el bigote como lo había hecho en el barrizal de Las Gaunas tantas y tantas tardes gloriosas.
No hablamos de derechos de imagen, él mismo quiso de buena gana saltarse ese punto del contrato.
Le ilusionaba volver a sonar y volver a repetirse más que el ajo en los sobres de esta temporada.
Después hablamos de los dos goles que hizo una tarde de abril en el Santiago Bernabéu para empatar sobre la bocina un partido que los Lopetegui, Eraña, García Pitarch e Iturrino perdían por 2-0, de la cara de pánfilo que se le quedó a Mendoza en el palco de La Castellana, del Atleti, del Compostela y de muchas de esas anécdotas que puede contar un tipo que colgó las botas a los treinta y seis años.
Ese año de 1993 por la capital le apodaron "el gafe", pues aparte de la doble anotación en la Casa Blanca, también hizo diana en las visitas al Manzanares y a Vallecas.
Por cierto, si alguien quiere cambiar estampitas futboleras, todavía tengo por casa más de trescientos abadías.