Puede que a estas alturas de la vida haya alguien que no sepa todavía que el futbolín nació en Barcelona.
Fue durante la Guerra Civil Española en el Hospital de la Colonia Puig de Montserrat.
Un refugiado gallego de nombre Alejandro Campos Ramírez (fallecido en Zamora un 9 de febrero de 2007) lo maquinó y un carpintero vasco que respondía a la voz por Francisco Javier Altuna plasmó en madera el terreno para la contienda y torneó igualitos todos los muñecos.
Los niños mutilados por el plomo de la sinrazón pudieron así sentirse futbolistas a su manera mientras los ungüentos iban poquito a poco sanando las heridas.
Pero quedaba dar un paso más y, unos años más tarde, en la misma ciudad y sobre un terreno de verde natural, varias piezas de la idea original de Campos Ramírez decidieron aperarse de la barra de metal para jugar con una Pelota de Oro.
El resto de la historia está por escribir...
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