El 8 de diciembre de 2006 se jugó en La Caldera del Diablo un partido inolvidable.
Iba a ser el último en la Doble Visera que sería demolido para construir allí mismo la nueva casa de Club Atlético Independiente, el Estadio Libertadores de América.
Unos meses antes, ese recinto donde Di Stéfano iba a deleitarse con los vuelos de Arsenio Erico y años más tarde Maradona disfrutaría en las bancadas de la magia de Ricardo Bochini, fue escenario de uno de los últimos momentos con marco propio que conserva la afición del Rojo.
El 11 de septiembre del 2005 se escenificó allí una nueva edición del clásico de Avellaneda entre Independiente y Racing.
Con 3-0 a favor de los locales Víctor Hugo Morales cantó tan magistral como siempre el cuarto del Rey de Copas firmado por un imberbe llamado Sergio Lionel Agüero, que por momentos hizo soñar a la platea con la aparición nuevamente sobre el pasto natural del 10 más grande del CAI, Ricardo Enrique Bochini.
El Kun arrancó detrás de la mitad de la cancha y sorteando rivales con golpes de cintura y tobillo se plantó al borde del área rival y luego de un mano a mano que trituró el engranaje de Crossa convirtió este soberano gol, uno de los mejores de su carrera hasta la fecha.
Como relata Víctor Hugo "no le quedó grande el plástico de la camiseta número 10 de Bochini, es más parecía que era el Bocha..."
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