Cuando decidimos dar forma al equipo de futbolycojones.com sólo hubo una cosa que tuvimos clara desde el principio y esa era la del nombre del futbolista que iba a ocupar la banda derecha.
Algún desaprensivo dejó caer el nombre de Francisco Javier Sánchez Jara, alias El Bigotes, con la peregrina argumentación de que su polivalencia al lado de la cal le permitiría echar una mano cuando vinieran mal dadas en la posición de medio volante escorado, pero ni yo, ni el resto de los técnicos, quisimos cometer el error de Johan Cruyff cuando el sistema se le subió a la cabeza.
Porque lo de El Holandés Volador después del fiasco de Atenas fue de traca. Medianias del tipo Cela, Escaich, Geli o el propio Sánchez Jara recalaron en la Avenida de Les Corts para reafirmar ante los críticos que el dibujo era lo único innegociable en el Camp Nou.
Al entrañable Bigotes lo cambiaron por Angel Cuéllar cuando a Johan lo invitaron a sacar sus cosas de la taquilla azulgrana.
Por eso nuestro carrilero siempre fue Juan José Jiménez Collar, el inolvidable Sandokan, aunque yo, que no soy tan de la época de Kabir Bedi, siempre le saqué más parecido a Ulises 31 o a Jesucristo Superstar.
Juan José hizo carrera en el Cádiz, fue traspasado al Real Madrid hasta que Mendoza le pegó una patada en el trasero, y en la selección española, donde jugó cuatro encuentros para caerse de la lista definitiva del mundial de España.
Volvió al recordado Cai de mediados de los ochenta con los Mágico González, Mejías, Chico Linares y Carmelo donde se convirtió en un referente por su garra, entrega y sus rapidísimas incursiones por la banda.
Pero si por algo es recordado Juan José es por su poca afición al estilismo y el glamour, lo que lo convierte sí o sí en el carrilero ideal para futbolycojones.com.
Su larga cabellera y su ensortijada y poblada barba pasearon no hace mucho el oficio de tubero por la costa del sur y ahora intenta colocarse en un geriatrico para ayudar a los mayores porque como él mismo cuenta en una entrevista reciente “no pensé en colocarme en el mundo del fútbol como entrenador o como alguien ligado a esto. Cuando era jugador ya no me gustaba entrenar, así que vi que no podría hacerlo después. No era lo mío”.
Sin embargo las malas lenguas, que las hay, lo sitúan todavía despegando sus pelotas del poste del Bernabéu después de la gambeta que Maradona le regaló en un partido de Copa de la Liga.
Ahora nosotros le confiamos nuestro carril derecho.
Que lo defienda como siempre.
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