Todos hemos sido niños alguna vez y hemos corrido al quiosco a comprar de forma compulsiva sobres buscando las estampitas de los dos o tres principales para completar el álbum de la temporada.
En aquellas edades tan tiernas no alcanzábamos a imaginar que todo estaba perfectamente tejido para que esas caras sólo aparecieran muy de tarde en tarde y cuando el campeonato iba ya muy avanzado.
Algo parecido solía ocurrir en las vísperas de Navidad, cuando ese amiguito que todos hemos tenido repetía una y otra vez que su tío de Suiza le iba a poner ese año no sé cuantas bicicroses, seis o siete scalestris e incluso el escaparate completo de Morodo.
Pero fueron pasando los años y, mientras seguíamos edificando la maldita montaña de cromos repetidos y los Reyes Magos iban cumpliendo años, el tipo aquel del extranjero seguía sin aparecer.
Hasta que llegamos los de futbolycojones.com para compensar a todos los que sufrimos aquellos duros reveses que nos dejaron marcados de por vida.
Todo empezó siguiendo el consejo de Rubén, al que le conté mil veces este blog al lado de una cerveza.
Él fue quien me convenció para dejar aparcadas un momento retórica y poesía y empezar a contar el fútbol que veíamos cuando éramos chiquillos, aquel fútbol aguerrido jugado en terrenos donde el lodazal alcanzaba las rodillas.
Y es que sentimos que el metrosexualismo se está adueñando de nuestro esparcimiento preferido y convenimos ambos que era el momento de sacar del cajón a algunos de los jugadores de aquella a los que hoy no les lloverían contratos de imagen, esos que vestían calzoncillos marcando cajetillas importantes y que lucían calvas relucientes y piernas sin afeitar.
En definitiva el fútbol del pelo en el pecho y en los bigotes.
Y para la puesta de largo decidimos recordar al mayor exponente de esta generación de machos imprescindibles, Carmelo Navarro, el Beckenbauer de la Bahía, y así de paso de paso, matar dos pájaros de un tiro.
Porque Carmelo salía mucho en los sobres, eso no lo vamos a negar, y también es el retrato robot perfecto del tío aquel del extranjero que todos los años iba a llenar el calcetín de nuestro vecinito de arriba.
Lo curioso del bueno de Carmelo, recordado sobre todo por su paso por el Cádiz CF de la mano de Víctor Espárrago, es que pateó sus primero balones en el Club Ural de A Coruña, cuando siendo un niño acompañaba al hijo de Arsenio Iglesias a los entrenos.
Pero si resulta curioso este dato, más lo es el artículo siguiente de la Agencia EFE del 26 de octubre de 1979:
ESCUELA DE FUTBOLISTAS EN LA CORUÑA
El acto de presentación de la Escuela de Fútbol del Club Ural se ha celebra do esta tarde en La Coruña. A esta escuela que dirige el presidente del Club Ural, Augusto César Lendoiro podrán asistir niños de 6 a 13 años de edad que recibirán clases de orden técnico y práctico, teórica, ética deportiva, etc. que impartirán Rafael Franco, entrenador de fútbol; Juan Miguel Solé, ex jugador del Real Valladolid, y Fernando Paredes también antiguo futbolista de dicho club. Las clases sobre réglas del juego estarán impartidas por el colegiado García de Loza y las de ética deportiva estarán a cargo de Manuel Montiel.
Así que, aparte de fundar el Liceo Hockey Club y traer a este país a Mauro, Bebeto o Rivaldo, todos tenemos que agradecerle eterrnamente al inagotable negociador coruñés el haberle dado la alternativa a este jugador con aspecto de familiar millonario y que salía en uno de cada dos sobres de cromos de la época.
Por todo ello, el cuerpo técnico, la directiva y los jugadores de futbolycojones.com hemos decidido nombrar a Carmelo Navarro capitán y cabeza visible del equipo.
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