jueves, 5 de agosto de 2010

El fútbol no es así

Fue la peor noche de mi vida, para que les voy a engañar. Y eso que hubo infiernos que ahora no merece la pena recordar, pero que están ahí, groseros y cínicos, buscando una rendija en la memoria para sacar la nariz, como aquellos donde se vaciaban casi sin querer las botellas de licor.

Todo empezó esa misma tarde, en el centro comercial.

El Gordo y yo volvíamos de un viaje y nos detuvimos allí para llenarnos de provisiones. Serían poco más de las tres de la tarde y el aire acondicionado puso el oxígeno que nos faltaba.

Él fue quién lo vio primero, arriba de la estantería y luciendo como Libro de la Semana:

“El fútbol es así: los 1000 mejores futbolistas del mundo”.

Era un volumen considerable, que no se hacía a las manos y por eso tuvimos que posarlo en el mostrador de al lado para poder hincarle el diente.

"A ver lo que dice de Bochini” , dije, y el Gordo casi seguido se plantó por la letra B.

“Best, Bierhoff, Blokin, Bobic, Boksic…”.

El Gordo los iba nombrando en voz alta hasta que la tarde se partió al grito.

“¡Por todos los santos del mundo¡”, exclamó. “Si falta el Bocha. Pero ¡qué mierda de historia venden estos malnacidos y qué coño el fútbol es así. El fútbol era él, el 10 de Independiente que enseñó a dibujar a Maradona”.

Tuve que calmarlo como pude mientras los que pasaban al lado nos miraban con gesto de sobresalto.

“Prueba con Arsenio Erico, que a ese seguro que lo ponen. Al Hombre de Mimbre no lo dejan fuera”. Tampoco estaba. “Pero ¿qué les pasa a estos con el Rojo? ¡Qué somos el Rey de Copas y tenemos siete Libertadores, joder¡

“Por lo menos ponen a Bertoni”. El Gordo respiró aliviado.
Encontrar a Daniel, que hizo el último en la final del 78, fue una liberación.

“¿Qué vale eso Gordo?”, pregunté.

“Seis euros”, contestó después de darle vuelta.

“Agárralo, que mañana lo echamos por el retrete”.

Por eso aquella noche no pude conciliar el sueño, pensando en el Gordo y en la bronca que agarró con aquel libro.

Al día siguiente llegó pronto a mi casa y no me dejó ni limpiar la cara.

“No lo vamos a tirar por ahí”, dijo. Y abrió el libro por la página sesenta y tres.

“Mira, esta noche hubo sustituciones, como en México 86 cuando ingresó por Burruchaga, y le tocó al Bocha entrar por ese muerto alemán”.

El alemán al que ser refería el Gordo era Marco Bode y sobre su historial había colocado el cromo de Ricardo Enrique Bochini.

“Ahora sí, el fútbol es así, jugando Bochini con los titulares, y el alemán ese que se vaya por ahí a mamarla...”

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