Con motivo de las fiestas patronales de la capital, el coqueto estadio de Buenavista acoge un match amistoso entre los eternos enemigos regionales, el Oviedo FC y el Sporting de Gijón, que esa misma temporada iban a ser rivales en la liga de segunda división.
El resultado final de 5-1 a favor de los locales era algo previsible porque los de Don Fruela pusieron en liza a la primera “Delantera Eléctrica” formada por Casuco, Gallart, Lángara, Gale e Inciarte.
Los cinco goles ovetenses fueron obra de un fenómeno de la anotación de todos los tiempos, Isidro Lángara, “el tanque de Pasaia”, mientras que la horna gijonesa llevó la firma de Herrerita, que años más tarde formaría con Emilín en la segunda “Delantera Eléctrica” del aquel histórico Real Oviedo.
Ese año los capitalinos fueron campeones y ascendieron a la división de oro de la que se cayó el Deportivo Alavés.
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