martes, 22 de marzo de 2011

La cuadratura del círculo

Para la tarde de hoy Marca TV tenía programada la inolvidable semifinal de Copa de Europa que disputaron en la temporada 1985-1986 el F.C. Barcelona y el I.F.K. Goteborg. Ese era el último escollo que debían sortear los catalanes para plantarse en la final de Sevilla donde las manoplas de Duckadam no pudieron contener el llanto de un Sánchez Pizjuán entregado a la causa culé.
El partido de ida se jugó el 2 de abril de 1986 y el F.C. Barcelona de Terry Venables fue barrido del Ullevi Stadium por un inapelable 3-0.
Tocaba remontada en el paseo de Les Corts y de ello se encargó Pichi Alonso. El castellonense, sustituto del lesionado Archibald, mandó el partido a la prórroga con un hat-trick donde no hubo novedad en el luminoso. Y después la tanda fatídica donde Urruti atajó dos y anotó uno y Víctor Muñoz convirtió el tiro definitivo. El sueño de volver a los focos un cuarto de siglo después se había hecho realidad. El F.C. Barcelona iba a jugar la final de la Copa de Europa, en casa, y ante un rival por el que nadie daba un duro, el Steaua de Bucarest, y más después de haber dejado en la cuneta al Oporto y a la Juventus de Turín. Sólo el tiempo haría justicia a los Belodedici, Balint, Lacatus, Piturca...
Sin embargo, aquella noche barcelonesa dejó una imagen que los años han convertido en divisa.
Se produjo al final del encuentro, en medio del éxtasis general, cuando Clos y Migueli paseaban a hombros al preparador británico que saludaba a la concurrencia brazos en alto. Abajo, a un lateral, un recogepelotas henchido de satisfacción imita el gesto de Venables. Es el pequeño Josep Guardiola, al que la historia iba a escoger ese día para demostrar la cuadratura del círculo al saborear la gloria como jugador en Londres y como entrenador en Roma. La imagen recuerda al manteo que sus futbolistas le regalaron después de ganar el Mundial de Clubs en EUA.
En los dos partidos de la eliminatoria ante los suecos participaron también Esteban Vigo, El Boquerón, cesado recientemente en el Hércules, y Angel Pedraza, fallecido tristemente hace escasas fechas.

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