Se llama Alejandra y cuando todavía era una adolescente un siniestro de tráfico provocó que parte de su cuerpo dejara de recibir órdenes de su cerebro.
Ese día su vida dió un giro inesperado.
La fatalidad quiso que en el mismo choque su novio falleciera de forma instantánea.Desde entonces, verano del 91, vive con su cuerpo ensamblado a una silla de ruedas.
Aquella fecha trágica el hermanito pequeño de Alejandra contaba poco más de once años y andaba vacilante entre hacer carrera en el tenis o en el fútbol once.
Se decidió por la segunda opción y ese mismo día se prometió a si mismo que llegaría a profesionales para que a su hermana Ale jamás le faltara de nada.
Se puso manos a la obra enseguida en las inferiores de Peñarol y después de descubrir el secreto del buen nueve con los aurinegros cruzó el estuario para ponerse la roja de Independiente de Avellaneda y seguir colocando la número cinco muy lejos de las manoplas de los guardametas.
Y así hasta llegar a calzarse una Bota de Oro en cada pie.
Es Diego Forlán, el delantero centro que juega de siete y que tiene martirizado a todo el barcelonismo menos a mí.
Porque a mí los goles de La Bruja no me duelen.
Su idilio con el gol tiene razones inexcusables.
¿Es o no es grande esto del fútbol?
FUNDACIÓN ALEJANDRA FORLÁN-Avanzar superando los obstáculos
(Relato leído el viernes 30 de abril de 2010 en La Deporteca de Radio Marca)
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