Antes de que unos imberbes vestidos de amarillo se cruzaran en el camino, el FC Barcelona se tropezó con otro insigne de la talega que le hizo morder el polvo en la Copa Radivoj Korac de 1975 y la Recopa de 1981. Pierluigi Marzorati, dirigiendo de forma inigualable al Pallacanestro Cantú, segó las ilusiones de un equipo al que se le negaba el laurel en el Viejo Continente. En la primera confrontación a doble partido de 1975 los 27 tantos del base italiano acompañados por una gran exhibición de Carlo Recalcati pudieron con los 20 de Randy Knowles y los 12 de Manolo Flores. En Roma 1981, un joven Juan Antonio San Epifanio con 28 puntos, tampoco pudo con la estrella italiana. Las Copas de Europa que llegaron después llevarían su sello bajo el nombre de Squibb y Ford Cantú.
Después de dejarse en el camino tres trofeos, uno de cada competición de entonces, la gloria no pudo decirle que no otra vez más al FC Barcelona. La Recopa de Grenoble en 1985 supuso el primer entorchado europeo para un equipo en el que pocos días antes José Luis Núñez había mostrado la puerta de salida al inolvidable Antoni Serra. Manolo Flores agarró la pizarra casi sin tiempo de colgar las zapatillas y dirigió al Olimpo a un equipo hasta entonces olvidado en las páginas de la FIBA. Enfrente un equipo emblemático venido a menos en los tiempos que corren, pero que lucía aquella tarde con Sabonis, Kurtinaitis y Homicius. Ni siquiera los 36 puntos de Rimas pudieron apartar de lo más alto al equipo catalán sustentado nuevamente por 23 aciertos de Super Epi y otros tantos de Chicho Sibilio.El año siguiente repitió final el Barca, esta vez ante el mítico Scavolini de Pesaro y ya con Don Alejandro al mando de la tablilla. El Palasport Castel-Morone de Caserta jaleó como nunca a la “La Araña Fredrik” y al marrullero Sylvester, pero otra vez más, el mejor jugador europeo de la década, apareció para que esa Recopa ocupara vitrina en el museo blaugrana al lado de su hermana del año anterior.
La temporada 86-87 Núñez se apartó al arcén y dejó paso para que Aíto astillara un montón de millones montando un equipo duplicado en todas las posiciones para rodear a Sibilio, Solozábal y Epi de lo mejorcito del panorama nacional e internacional de la canasta. Empezaron los tiempos de vino y rosas en una sección que tiró de la cisterna para que el caudal del sanitario se llevara para siempre el sambenito de perdedor. El curso arrancó en octubre con los catalanes aprobando la asignatura pendiente durante dos años para el Real Madrid alzando la clandestina Supercopa de Europa disputada a doble litigio ante la Cibona de los hermanos Petrovic, Cutura, Andro Knego y Cvjeticanin. En la ida de Zagreb el genio de Sibenik llegó a los 45 de anotación dejando la decisión para la vuelta en la Ciudad Condal donde curiosamente saltó la bomba de Ramón Mendoza anunciando el fichaje del polémico balcánico por el equipo de la capital. Pocas horas antes la operación había sido desestimada por el propio entrenador azulgrana. .El trofeo se quedó en casa gracias a una portentosa exhibición de Sibilio y el tras ella llegarían para hacerle compañía una liga, una copa del rey y una Korac ante el Limoges de Ostrowski y Dacoury que sirvió como broche de oro a la carrera del Lagarto Juan De la Cruz. Nuevamente Epi, siempre él, colaboró de forma decisiva con 24 y 29 en esa conquista. La temporada siguiente (87-88) el Barca volvería a hacer doblete en España pero falló para llegar a la primera F4 de la historia. Lo haría al año siguiente en Munich donde todo estaba listo para relevar a la Tracer de Mike D´antoni. Esperaba el Aris de Nick Gallis y Yannakis pero en semifinales se cruzaron Kukoc (24), Ivanovic (21) y Savic (18) e hicieron saltar la banca. Otra liga (88-89), la tercera consecutiva, y otra oportunidad en la F4 de Zaragoza y de nuevo Split cortando las alas de un equipo al que se le encogía la mano en las grandes citas. Y aunque parezca imposible, el equipo que se paseaba en la competición doméstica, volvería a repetir resultado al año siguiente: liga, F4 en París, y derrota ante la Jugoplastika con otros 25 tantos de Savic. La página negra que el FC Barcelona empezó a escribir aquella noche de 1984 en Ginebra empezaba a poblarse poco a poco de renglones torcidos. Llegarían después Tel Aviv 94, París 96, Roma 97, Salónica 00, Praga 06 y Berlín 09 y sólo un par de gritos entre medias, Barcelona 03 y la Korac ante Estudiantes de 1999.
¿Y ahora llega París 10?. Mañana saldremos de dudas.
Tantas lágrimas, tantas derrotas, tantas desilusiones, pero merece la pena. Ya lo podemos gritar a pulmón:
SOMOS CAMPEONES DE EUROPA.
Gracias Juanqui, gracias Abuelo Creus....... y a Super Epi , que me hizo llorar tanto...... y a Karnishovas......y a Mr. Euroleague también...
Porque "El año que vivimos peligrosamente" comenzó un trece de mayo levantando la Copa del Rey en Mestalla. Luego vinieron a hacerle compañía la Liga, la Champions, la liga ACB, la Supercopa de España, la Supercopa de Europa, la Supercopa ACB, la Intercontinental, la Copa del Rey de basket y la Euroliga. Todavía faltan tres días para hacer los doce meses. ¿No mola más esta peli que la de Mel Gibson?
No hay comentarios:
Publicar un comentario