Españoles, Franco ha muerto.
Con estas palabras de un directo que para sí quisiera en sus programas de entonces Jose María Iñigo, se plantó ante las cámaras de televisión el presidente del gobierno de este país llamado España el 20 de noviembre de 1975, un día igualito, igualito, al que amanece hoy.
Carlos Arias Navarro, marqués de Arias Navarro y Grande de España acreditaba con este escueto comunicado lo que todo el mundo sospechaba y nadie se atrevía a confirmar: el Caudillo de España Por La Gracia de Dios había estirado la pata (la derecha, claro).
Ese mismo día, ajenos al revuelo patrio, los dirigentes del Ajax de Amsterdam cerraban el trato con sus homónimos del Fremad Amager para comprar el pase dos jóvenes promesas del fútbol danés: el primero de ellos se llamaba Frank Arnesen (hoy DT del Chelsea FC) que contaba entonces los años por 19, y el segundo respondía al nombre de Soren Lerby, zurdo inmenso de 17 años.
Caprichos del destino, ambos tocaron lo más alto en 1988 vistiendo la camiseta rayada del enemigo de la acera de enfrente.
En el Neckarstadion de Stuttgart, un 25 de mayo y ante 70.000 espectadores, el PSV de Eindhoven, el equipo de la Philips dirigido por Guus Hiddink y con una defensa de acero a cuyo mando estaban Ronald Koeman y Eric Gerets, vencía al Benfica de Portugal en la final de la edición número 33 de la Copa de Campeones de Europa de Campeones de Liga.
En Madrid seguro que recuerdan bien a este equipo armado hasta las trancas y contruído a base de ladrillo visto y bovedilla
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