lunes, 21 de diciembre de 2009

El Mortero de Rufino

Ayer, que en la Gala FIFA se otorgaron los premios a los mejores del año, Cristiano Ronaldo recibió el Premio Puskas al Mejor Gol conseguido entre julio de 2008 y julio de 2009.

El gol del de Madeira,o mejor dicho golazo, sin entrar a valorar si el galardón es o no merecido, hace justicia al futbolista que da nombre al trofeo, pero hoy me gustaría acordarme de otro anotador sublime que hizo cosas en el terreno de juego al alcance de muy pocos.

Ocurrió muchos años antes de que Roberto Carlos la rompiera con la zurda y de que Ronald Koeman desmembrara los ligamentos de la calva con su pata de mula.

Pancho Puskas, Cañoncito Pum, andaba todavía con el chupete amarrado a la boca, cuando Bernabé Ferreyra empezó a romper las redes y los balones por los estadios de fútbol de Argentina.

Llegó de Tigre la temporada de 1932 y los 30.000 pesos que La Banda Sangre pagó por su pase dejaron para siempre el mote de Los millorarios a los de la Avenida de Alvear y Tagle.

No era un jugador muy dotado técnicamente, pero disimulaba perfectamente sus carencias con un golpeo sencillamente demoledor.

Cuando River jugaba de local y la lluvia no hacía acto de presencia, la pelota de tiento con cámara interior se sumergía dos días antes en un balde rebosante de agua para llegar al partido y transformarse en un misil tierra-tierra en el cañón del Gran Bernabé.

La Federacíon Internacional de Historia y Estadística del Fútbol sitúa a La Fiera con 232 goles el 228 partidos, a pesar de que muchas veces prefería jugar descalzo para sentir el cuero sobre sus finos pies del número cuarenta.

Se dice que hubo un antes y un después de Bernabé Ferreyra en River.

Ese año festejaron el primer título del profesionalismo gracias a los 18 balazos en 12 partidos del puntero que llenaba estadios él sólo y que llegó a pelearle la celebridad al mismísmo Carlos Gardel.

Así la desgastaba Bernabé Ferreyra, el Mortero de Rufino.

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