domingo, 20 de diciembre de 2009

El gol de Fernando Torres en Austria

Cuando Fernando Torres adelantó a Philipp Lahm y picó la bola sobre la baldía alargada de Lehmann, Pablito supo enseguida que la Navidad siguiente sería distinta.

Cada año, en esas fechas tan entrañables, el pequeño se convertía en un chiquillo rutinario: subía al desván, agarraba el cajón con sus muñecos de futbolín y sobre un tapete verde iba armando su nacimiento en el que todos echaban de menos a alguien.

Siempre igual, y siempre la misma pregunta:

- ¿Y la Virgen María? - solían preguntarle curiosos los visitantes extrañados por la ausencia de ese personaje capital de la adoración.

- Es por los cuartos de final – contestaba resignado mientras esperaba ansioso el día que llegó cogido de la mano de Heidi y Pedrito.

Por eso el gol de Torres, que cambió la historia de España, cambió de paso la historia del curioso Belén de Pablito.

Ese año ajustó sobre los camellos a los Magos Xavi, Villa y Casillas y sobre el portal, dispuesto con tres palos y una malla de portería, la estrella de Oriente con la cara de Andrés Iniesta.

Abajo de todo, sobre el pesebre, dispuso la figura del Niño envuelto en La Roja y a su lado un San José mayor de enormes Zapatones y la Euro 2008 haciendo las veces de madre del churumbel.

Por eso Pablito era del Atleti, por Fernando Torres y por su gol, aunque ahora juegue en el Liverpool, que desde entonces resulta ser su segundo equipo favorito.

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