
Cada año, en esas fechas tan entrañables, el pequeño se convertía en un chiquillo rutinario: subía al desván, agarraba el cajón con sus muñecos de futbolín y sobre un tapete verde iba armando su nacimiento en el que todos echaban de menos a alguien.
Siempre igual, y siempre la misma pregunta:
- ¿Y la Virgen María? - solían preguntarle curiosos los visitantes extrañados por la ausencia de ese personaje capital de la adoración.
- Es por los cuartos de final – contestaba resignado mientras esperaba ansioso el día que llegó cogido de la mano de Heidi y Pedrito.
Por eso el gol de Torres, que cambió la historia de España, cambió de paso la historia del curioso Belén de Pablito.
Ese año ajustó sobre los camellos a los Magos Xavi, Villa y Casillas y sobre el portal, dispuesto con tres palos y una malla de portería, la estrella de Oriente con la cara de Andrés Iniesta.
Abajo de todo, sobre el pesebre, dispuso la figura del Niño envuelto en La Roja y a su lado un San José mayor de enormes Zapatones y la Euro 2008 haciendo las veces de madre del churumbel.
Por eso Pablito era del Atleti, por Fernando Torres y por su gol, aunque ahora juegue en el Liverpool, que desde entonces resulta ser su segundo equipo favorito.
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