El Athletic Club de Javier Clemente visita Anfield en la segunda ronda de la Copa de Europa arrancando un empate sin goles que daba esperanzas a los leones para la vuelta en San Mamés.
Quince días después, un gol de Ian Rush sobre la tímida salida de Zubizarreta, convirtió la Catedral en un funeral.
Eran otros tiempos, y el Pool alzaría la copa de las orejas en Roma al tumbar en la tanda de penalties a los anfitriones.
En aquella final ingresó en el 94´ Michael Robinson en lugar de Kenny Dalglish.
Allí nació el odio entre ingleses e italianos que se concretaría un año después en Heysel.
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