Voy a confesar un lance que ocurrió en la tarde del pasado jueves y que tuvo como sombrío protagonista a este mismo individuo que ahora desnuda sus vergüenzas.
Esa tarde comenzaron las clases de Técnica Individual con un profesor ilustre para alguien como yo que siente el fútbol y a los futbolistas como parte de uno mismo.
No tenía pensado hacerlo, y ni siquiera comenté de mi tesoro con el resto de los compañeros, pero después de la exposición tan entretenida no pude contener mi desasosiego.
Porque me quedé ojiplático escuchando a Lluis hablando con una familiaridad que angustiaba de Pep, de sus desencuentros con Luis Aragonés, de Miquel Soler, de la Copa de la UEFA, del Galatasaray, del olvidable Mikel Loinaz y su exquisita técnica individual para el remate a gol con la cabeza, de luchar a brazo partido con Jovan Stankovic por la banda izquierda del Mallorca, de su malísima relación personal con un ilustre de los banquillos como Fernando Vázquez que le hizo mil y una putadas, en fin, del fútbol contado por un tipo que ha pasado por el FC Barcelona, el Real Oviedo, el Racing de Santander, el RCD Mallorca, el Atleti con el que volvió del infierno, el Real Murcia y el glorioso Deportivo Alavés.
Pero no se quedó ahí la cosa. Al terminar, y mientras pasaba lista y recogía el ordenador, le asaltamos para saber de su experiencia en La Masía, a donde llegó con doce años y permaneció hasta los diecinueve ya con Johan dirigiendo esta nave de la alegría y de su experiencia como interno lejos de Sant Pol de Mar:
"Volvería, si pudiera, a vivir aquellos años, no por lo que me ensañaron del juego, si no porque allí me hice como persona y como hombre, aprendí a valerme por mi mismo".
La cercanía de sus palabras nos llegó a todos, que salimos de Mendi entusiamados con lo que pueden ser las próximas lecciones.
Pero lo mejor,como en los toros, fue el sobrero en forma de anécdota que de esta suerte le contó el propio Guardiola:
"Resulta que no sé que día era de la temporada pasada estaba mi vestuario del Camp Nou y llamó a la puerta Andrés (por Iniesta) para hablar conmigo. Mira Pep, me dijo, yo salgo bien de los regates, hago el molino, me voy de uno, de otro, pero cuando encaro la puerta contraria y disparo el balón se me va siempre, se me hace pequeña la portería, ¿qué tengo que hacer?. Yo me quedé un rato callado y le respondí: Mira Andrés, yo soy entrenador, estoy aquí para dirigir un equipo, pero te voy a ayudar de todas formas. Toma el teléfono de Romario, llámale y pregúntale que hacía él que cuando llegaba a los doce pasos".
Y entonces lo hice.
Abrí la cartera, saqué su cromo de la temporadas 94-95 y le supliqué que me lo firmara.
Y ahí arriba lo teneis, con la rúbrica de Lluis en medio junto a su inseparable número 7 siendo una disculpa como otra cualquiera para escribir una historieta más.
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