martes, 9 de marzo de 2010

Los dos golpes de estado de Carlos Humberto Caszely, apodado "El Chino"

Harto de pelear con dictadores y militares, Carlos Humberto Caszely, el rey del metro cuadrado, hincó finalmente la rodilla en el iluminado gazón del Olímpico de Berlín el 14 de junio de 1974 en partido que Chile perdió ante los anfitriones gracias a un disparo lejano de Breitner que se coló por arriba en la portería custodiada por Vallejos.

El lamentable show del colegiado turco Dogan Babacán convirtió a Carlos Humberto Caszely en el primer jugador expulsado con tarjeta roja en la historia de los mundiales. Sesenta y ocho minutos tardó en ponerle dos amarillas el otomano a la figura andina, la segunda de ellas a todas luces injusta por repeler una dura entrada de Berti Vogts.

Gloria como jugador de Colo Colo de Chile y personaje capital en la sociedad de la época, el Chino Caszely no necesitaba la complicidad del trencilla para ocupar una página en los libros de historia.

Yo lo conocí en un video club de La Corredoria y esta es la historia de aquel casual encuentro: Paisito de Ana Díez.




Hay días en los que la suerte se pone de parte de uno y le permite encontrase pequeños tesoros cinematográficos escondidos en las estanterías del videoclub.

Paisito, de la realizadora navarra Ana Díez, es uno de estos hallazgos.

Cuenta la historia de Xavi, un jugador uruguayo hijo de gallegos que llega a Osasuna de Pamplona en la temporada noventa y siete cuando el equipo rojillo malvivía en la segunda división española.

En un entrenamiento en Tajonar se reencuentra con Rosana, amiga de la infancia con la que compartió algo más que juegos y juntos recuerdan los convulsos años vividos en su Uruguay natal, en los tiempos en que Pedro Rocha goleaba para la selección oriental y palpitaba un golpe de estado en ciernes que se concretaría el 27 de junio de 1973 cuando el entonces presidente, Juan María Bordaberry, disolvió el parlamento con el apoyo de las Fuerzas Armadas.

Paisito llega hasta aquí, pero la pelota de la historia y la historia del fútbol siguieron girando caprichosas.

En medio de ese ambiente de sospechas mutuas y tensiones contenidas, el Estadio Centenario de Montevideo fue testigo del partido en el que Independiente venció a Colo-Colo de Chile en el desempate de la Copa Libertadores por dos goles a uno.

Carlos Humberto Caszely, apodado El Chino y máximo anotador en la historia del Colo-Colo, haría la igualada para El Eterno Campeón apenas quince días antes de la sublevación militar, pero la copa cruzaría el Río de La Plata rumbo a la vitrina del Rey de Copas argentino.

Caszely colaboraba entonces con el gobierno chileno de Salvador Allende trabajando en la planificación de políticas deportivas populares.

En ese desempeño se hallaba, cuando otro nuevo golpe a la democracia se cruzaría en el camino del El Rey del Metro Cuadrado.

"Esta será seguramente la última oportunidad en que me dirijo a ustedes... Yo no voy a renunciar.... Pagaré con mi vida la lealtad del pueblo... Y les digo que tengo la certeza que la semilla que entregáramos a la conciencia digna de miles y miles de chilenos no puede ser segada definitivamente... No se detienen los procesos sociales ni con el crimen ni con la fuerza. La historia es nuestra y la hacen los pueblos...".

Así se despedía Salvador Allende el 11 de septiembre de 1973 cuando el Palacio de La Moneda era bombardeado por los militares afines al general Augusto Pinochet .

Había pasado un mes y poco del levantamiento en Uruguay cuando llevaron a Hugo Lepe , defensor de Colo-Colo y a miles opositores a los bajos del Estadio Nacional, el mismo en el que la concurrencia le dedicó a Caszely un tremendo coro en la Copa Libertadores al convertir un gol de antología al Emelec de Ecuador, y que los golpistas habían convertido en centro de internamiento y tortura.

La represión a su familia le trajo a España para seguir jugando a la pelota en el Levante y en el RCD Espanyol, pero otros como Víctor Jara jugaron su último partido en aquel escenario monumental.

Son cinco minutos.
La vida es eterna en cinco minutos.
Suena la sirena de vuelta al trabajo,
y tú caminando, lo iluminas todo.
Los cinco minutos te hacen florecer.


Te recuerdo Amanda (Víctor Jara)

Tres días más tarde Pablo Neruda,uno de los mejores amigos del presidente asesinado , disparaba con su magistral pluma a los traidores de la patria en Confieso que he vivido:

"Escribo estas rápidas líneas para mis memorias a sólo tres días de los hechos incalificables que llevaron a la muerte de mi gran compañero el presidente Allende. Su asesinato se mantuvo en silencio; fue enterrado secretamente; sólo a su viuda le fue permitido acompañar aquel inmortal cadáver .

Tenían que aprovechar una ocasión tan bella. Había que ametrallarlo porque nunca renunciaría a su cargo. Aquel cuerpo fue enterrado secretamente en un sitio cualquiera. Aquel cadáver que marchó a la sepultura acompañado por una sola mujer que llevaba en sí misma todo el dolor del mundo, aquella gloriosa figura muerta iba acribillada y despedazada por las balas de las metralletas de los soldados de Chile, que otra vez habían traicionado a Chile".


Porque Neruda es la historia sincera y limpia de Chile, y esa historia está jalonada de goles del Chino Caszely .

Porque Colo-Colo, en palabras del poeta, es un poema, y para el seguidor de El Cacique no hay mejor verso que un regate de Caszely, aunque muchos de ellos los haya tenido que dar por fuera de su querida tierra.

Y porque los jugadores de Colo-Colo saben desde entonces de boca del presidente Allende que "no siempre se gana, interesa también que el esfuerzo sea de correctos deportistas".

Que sirva como ejemplo.

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