martes, 3 de noviembre de 2009

Un sinsentido


En la madrugada del sábado Fernando Cáceres, el que fuera zaguero central de River, Zaragoza y Celta entre otros, fue tiroteado a las afueras de Buenos Aires, en Ciudadela, cuando viajaba en su vehículo particular.

Cuatro individuos lo asaltaron para quitarle el coche, un BMW de color negro, y le pegaron un balazo en el ojo que le mantiene en coma inducido y con una bala alojada en el cerebro.

Se teme por su vida.

Curiosa la paradoja argentina.

Hasta hace nada los pibes menos favorecidos soñaban con evadirse de la penuria dando patadas a la calva en cualquier potrero de mala muerte.

Entretanto veían al Negro Cáceres por televisión levantando Copas del Rey y Recopas o ganando Copas de América con la albiceleste.

El había llegado a dónde muchos sueñan y pocos alcanzan.

Tal vez por eso era buen trofeo para esos indecentes de apenas quince años.

No se sabe si eran dotados para el juego, ahora eso poco importa.

Ellos escogieron la opción más radical y fulminante de escabullirse de la miseria.

Empuñar un arma de nueve milímetros y balear al primero que asomase la cabeza con algo de plata en los bolsillos.

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