domingo, 4 de septiembre de 2011

Por amor al fútbol

Portada B.S.O.
Rudo y cursi (Carlos Cuarón, 2008) es una película mexicana que desnuda de un modo sarcástico las miserias que hay en la trastienda del fútbol. Es la historia de dos hermanos, Tato "el Cursi" (Gael García Bernal) y Beto "el Rudo" (Diego Luna) que luchan por salir de la miseria y hacer carrera como futbolistas profesionales. En un potrero de Cihuatlán, Jalisco, son descubiertos por un cazatalentos que de la noche a la mañana los saca de aquel jardín de plataneros donde malvivían de un jornal y los coloca en la primera división.
Es una historia recurrente, como la de tantos otros a los que atrapó la fama de repente: gloria rápida y efímera, dinero fácil, mujeres asequibles, drogas, vicio y caída al vacío sin redecilla.
La historia está iluminada por la voz en off del "Batuta" (Guillermo Francella), el agente que descubrió a los dos carasucias, poniéndole poesía a cada una de las cosas del fútbol.
Arranca con una teoría asombrosa sobre el origen del juego que ya impide separarse de la pantalla:
"Hace tiempo un chabón me contó que el juego más hermoso que jamás haya creado el hombre, nació con la cabeza de un soldado degollado. Y obvio, con la patada llena de rabia que le dio un soldado enemigo. El primer gol, no oficial por supuesto, se decretó al pasar la cabeza por dentro de dos árboles. ¡Pero eso es terrible boludo! – le dije. Depende - me contestó. Terrible para el arquero. Pero para el delantero... fue la gloria."
También hay buenas palabras para ese lugar mágico donde se cultivan las mejores perlas:
"El llano potrero es una paradoja. Es el lugar más pobre y desamparado donde encontrás al amante del fútbol, sin vicios, puro. Es un milagro."
Y para los aficionados y ese orgullo de pertenencia a unos colores:
"El amor a la madre y el amor a la camiseta son la misma cosa y es que la vieja es nuestra primera identidad. Por su amor se lucha como por la vida, todo hincha quiere demostrar que nadie ama a la camiseta como él y todo hijo sabe que nadie ama a la vieja como él."
Y para los equipos que juegan bien:
"Decime si miento: el amor a la mujer es el mismo que el amor a la pelota. Hay que saber encontrarla y enamorarla, hay que cuidarla, guiarla con talento, ordenándole cuando es necesario pero siempre manteniendo el control. El problema del amor a la pelota es que todos quieren con ella y ella quiere con todos, por eso es tan importante cuidarla."
Y para la caballerosidad dentro y fuera de la cancha:
"El fair play acaba en donde comienza la intolerancia. Cuando los hermanos deciden que el juego vuelve a ser guerra y entonces desaparecen las pelotas."
Y para los mercaderes de este negocio:
"Desde que el fútbol es negocio, todo gira alrededor del resultado; la alegría del juego desaparece y el miedo lo envuelve todo. Nadie intenta nada porque está prohibido fallar, es como vivir con un revólver apuntándote a la sien."
Y todo esto, simplemente por amor al fútbol.




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