miércoles, 30 de junio de 2010

Se quedaron a medio camino

El 30 de junio de 1991 las graderías del Estadio Da Luz de Lisboa se poblaron con 127.000 apasionados prestos para presenciar la coronación de una generación de jugadores portugueses destinada a marcar una época en el fútbol del pais vecino.

Nunca superaron ese escalón que va del niño al adulto y las grandes citas les dieron una y otra vez la espalda.

En juego aquella tarde estaba revalidar la corona conseguida dos años antes en la cita de Arabia Saudí.

A las 19:00 horas el colegiado argentino Francisco Oscar Lamolina dio la orden para que empezara a rodar el esférico en la final de la Copa Mundial Sub-20 de la FIFA.

Enfrente de los anfitriones nada más y nada menos que el seleccionado brasileño comandado por Roberto Carlos y Rodrigo.

A pesar de lo que prometía la liza, el duelo final terminó con empate sin goles y el trofeo se decidió desde la tanda de penales donde por el equipo adiestrado entonces por Carlos Queiroz acertaron unos imberbes que respondían al grito de Luis Figo y Manuel Rui Costa.

El Balón de Oro Adidas al mejor jugador fue para el local Emilio Peixe, aunque la decisión de los electores no fue ni mucho menos fácil porque en aquella cita mundialista también estuvieron presentes Juan Eduardo Esnáider (ARG), Mauricio Pocchettino (ARG), Mauricio Pellegrino (ARG), Mark Bosnich (AUS), Giovane Elber (BRA), Andy Cole (ENG), Capucho (POR), Jorge Costa (POR), João Pinto (POR), Ismael Urzaiz (ESP), Alfonso Pérez Muñoz (ESP), Patrik Andersson (SWE), Dwight Yorke (TRI), Paolo Montero (URU)...

jueves, 24 de junio de 2010

La última chilena de David Arellano

El Club Social y Deportivo Colo Colo de Chile fue fundado el 19 de abril de 1925 por David Alfonso Arellano Moraga, que ejercería como primer capitán y que se dejaría la vida defendiendo la camiseta alba un 3 de Mayo de 1927 en el estadio de Valladolid en match disputado ante el campeón regional de Castilla, el Real Unión Deportiva.

Al caer del salto en una disputa con un zaguero rival, el capitán del Eterno Campeón empezó a sentirse indispuesto y fue trasladado al Hotel Inglaterra donde le fue diagnosticada una peritonitis derivada y aguda que fue avanzado en gravedad hasta precisar de operación.

Era costumbre de la época y por eso el párroco de San Lorenzo confesó al paciente y le administró el Viático y la Extremaunción.

Sus dos hermanos, uno secretario y el otro jugador también de El Cacique , presenciaron emocionados la escena.

Sobre las seis y media de la tarde de aquel lunes el pulso del insider izquierdo se fue debilitando hasta que el infeliz deportista dejó de existir.

La trágica pérdida está grabada a fuego en la historia de Colo Colo y por ello su cuerpo descansa actualmente en el Mausoleo de los Viejos Cracks del Club en el Cementerio General de Santiago.

En aquella gira por Europa del equipo que ha sabido ser campeón, Arellano exhibió por primera vez un remate desconocido hasta entonces por estos pagos, una filigrana mirando a la portería propia, con el cuerpo suspendido del aire y la espalda picando al suelo para impulsar las dos piernas en tijera…

Vino de Chile para dejarnos la chilena y componer de paso el que desde hoy es mi pedacito favorito de la bendita memoria balompédica.

miércoles, 23 de junio de 2010

El perrito Pickles

Acaba de terminar en el Soccer City de Johannesburgo el Alemania-Ghana del grupo D con victoria de los nibelungos por 1-0 con gol del Mago de Öz desde la frontal.

No hay nada como golpear con maestría y plasticidad para que la pelota se meta bien adentro de los tres palos.

El cruce con Inglaterra promete, porque con un Inglaterra-Alemania en 1966 la Copa Jules Rimet llegó por fín al lugar donde se había inventado el fútbol.

Lo hizo de milagro y gracias al perrito Pickles que la encontró abandonada en un jardín unos días antes del encuentro.

Alguien había osado robarla y por eso los ingleses la cuidaron bien durante cuatro años.

En México 70 se la quedaron para siempre los Carlos Alberto, Jairzinho, Tostao, Rivelino....y Pelé.

martes, 22 de junio de 2010

Le cortaron las piernas

Viendo el Argentina-Grecia de anoche me vino a la memoria el partido que disputaron estos dos mismos contendientes en el Mundial de Estados Unidos de 1994.

Era el primero del grupo D que completaban Nigeria y Bulgaria y resultó al final el que se quedó el privilegio de conservar para siempre el último gol de Diego Armando Maradona en una fase final.

¿Quién no recuerda ese gol?

¿Quién no recuerda al barrilete cósmico enfrentando desafiante la cámara de la televisión diciendo aquello de "aquí estoy yo y no estoy acabado"?

Pero luego le sortearon a él al final del partido ante Nigeria y fueron a buscarle a la misma línea de cal, le amarraron por el brazo y le pasaron por una cabina para orinar en un frasco que escupió un doping positivo por efedrina.

25 de junio de 1994 en el Foxboro Stadium de Boston.

Esa fecha las luces del fútbol tiritaron como lo hacen las del salón los días de tormenta.

¿Lo habían cogido en trampa?

¿Tenía algo que ver el quemagrasas en la virtud de su pie izquierdo?

Nadie como Eduardo Galeano para describir el momento:

"Jugó, venció, meó, perdió."

Y nadie como el propio Diego para ilustrar las sensaciones:

"Me cortaron las piernas..."

...Y a mí la ilusión, y por eso siempre llevo bien apuntada la reflexión de Galeano:

"Diego Armando Maradona nunca había usado estimulantes en vísperas de los partidos para multiplicarse el cuerpo. Es verdad que había estado metido en la cocaína, pero se dopaba en las fiestas tristes, para olvidar o ser olvidado, cuando ya estaba acorralado por la gloria y no podía vivir sin la fama que no lo dejaba vivir. Jugaba mejor que nadie a pesar de la cocaína, y no por ella."

Y a pesar de la efedrina, pero se lo quitaron malamente de en medio.

sábado, 19 de junio de 2010

Los once héroes de Chamartín

Marcelino Martínez Cao nació en Ares, A Coruña, el 29 de abril de 1940 y formó junto a Canario, Santos, Villa y Lapetra una irrepetible delantera del Real Zaragoza en la lejana década de los sesenta.

Fueron bautizados como Los cinco magníficos y con su buen hacer entre las cuatro líneas blancas fueron capacez de llevar a las vitrinas de La Romareda dos Copas del Generalísimo y una Copa de Ciudades en Feria en una época en la que Real Madrid y FC Barcelona no dejaban escapar muchos trofeos.

Pero si por algo es recordado Marcelino fue por el gol que anotó el 21 de junio de 1964 en el Estadio Santiago Bernabéu en la final de la segunda Copa de Europa de Naciones.

Al paso por el minuto 84 el ariete blanquillo cazó una pelota enviada desde la derecha por Chus Pereda y picando un sublime testarazo colocó el cuero pegado al palo izquierdo del mejor portero de todos los tiempos, el ruso Lev Yashine, La Araña Negra.

Aquel cabezazo le dió a España su primera Copa Henri Delaunay, y con la bola traspasando la línea de meta sovietica el Caudillo de España pudo al fín secarse el frío sudor que le recorría el pescuezo de sólo pensar en entregarle el galardón el capitán del enemigo comunista.

Escuchar el himno de los rojos antes de comenzar el partido y ver ondear junto al yugo y las flechas el pendón con la hoz y el martillo eran suficiente castigo para una tarde de fútbol.

Los once heróes de Chamartín fueron Iríbar, Rivilla, Olivella, Calleja, Zoco, Amancio, Fusté, Pereda, Marcelino, Suárez y Lapetra, sabiamente aleccionados en el vestidor por el comandante de infantería José Villalonga.

Uruguay-Argentina: la madre de todas las batallas

20 de junio de 1902: Las selecciones de Argentina y Uruguay se enfrentan en Montevideo en lo que oficialmente se considera el primer capítulo del clásico rioplatense. Ganan los visitantes por 6 a 0.


Un Uruguay-Argentina son palabras mayores cuando se habla de fútbol.

Es el Súper Clásico de todos los tiempos, la madre de todas las batallas, el duelo más antiguo del mundo después del Inglaterra-Escocia y seguramente el que más lágrimas ha provocado a orillas del estuario.

Los dos países del Rio de La Plata siempre han estado unidos y a la vez separados por una pelota de cuero desde que se creó el primer suramericano, el gérmen de lo que hoy conocemos como Copa América.

Todo empezó en 1916 con victoria de la celeste en el torneo celebrado en Buenos Aires donde los aficionados locales acabaron dando fuego a las tribunas.

Desde ese año y hasta 1942 se vieron las caras en diez finales, con ocho victorias uruguayas por sólo dos argentinas.

Por aquel entonces los uruguayos dominaban el panorama futbolístico latinoamericano y asomaron la cabeza al mundo al ganar los Juegos Olímpicos de 1924 en el Estadio Olímpico de Colombes en París, donde también Paavo Nurmi hizo historia sobre su pista ceniza , la más veloz del atletismo moderno antes de la aparición de las sintéticas.

En aquel combinado charrúa destacaba la figura de color de José Leandro Andrade al que apodaron La Maravilla Negra.

Fue el primer gran jugador negro de la historia del fútbol.

Bajo su batuta, Uruguay triunfó también en los Juegos Olímpicos de Amsterdam en 1928 y en la Primera Copa del Mundo celebrada en el Estadio Centenario de Montevideo en 1930, inaugurado para la ocasión y curiosamente con una tribuna bautizada Colombes, en recuerdo de la gesta de olímpica de 1924.

En ambas contiendas el rival fue el vecino del otro lado del Río de La Plata.

Pero lo más curioso sucedió en un enfrentamiento celebrado el 2 de octubre de 1924 recién terminada la olimpiada francesa.

En el Estadio Sportivo Barracas, el más grande de Argentina en aquellos tiempos, los locales se enfrentaron a los uruguayos que llegaban con la medalla dorada colgada al cuello.

La victoria en esta ocasión fue albiceleste, pero para la historia quedará el gol anotado por Cesáreo Onzari directamente desde la esquina del córner.

Venció la Argentina por dos goles a uno y ese fue el primer gol olímpico de la historia del fútbol.

viernes, 18 de junio de 2010

La camiseta de Romario

La otra tarde viendo debutar a Brasil en Sudáfrica con ese Carlos Dunga trajeado al borde del cuadrilátero me vinieron a la cabeza algunas pinceladas de la Copa del Mundo de 1994, aquella del tabique de Luis Enrique y del julio por julio Salinas disfrazándose de Cardeñosa.

Lo recuerdo gobernando aquel centro del campo granítico con Mazinho y Mauro Silva.

Se ganaron el jornal a base de bien en el triple cinco de Parreira descargando de trabajo a Romario y Bebeto dedicados con disciplina castrense a sus quehaceres con el gol.

Aquel campeonato se cuadró en fechas con las Fiestas del Carmen y por eso muchos partidos los vimos en el Bar La Victoria acompañando a Liri haciendo manos como pinchadiscos.

Entre canciones de Extremo y Los Suaves los brasileiros fueron avanzando rondas hasta plantarse en la final el día después de La Descarga.

No hubo goles y por eso el título se tuvo que resolver con tiros desde los doce pasos donde se comprobó que los genios también fallan.

A mí me alegró mucho la victoria de la verdeamarela porque para eso me había pasado medio verano sudando una camiseta Nike con Romario serigrafiado en el pecho, pero la celebración del trofeo fue tan generosa que O Baixinho se presentó al inicio de liga en El Molinón con muy pocas horas de sueño y ahí empezó a verse borroso hasta en dibujos animados.

Igual que aquel 17 de julio y acompañado también por Jorginho y Bebeto, el 19 de junio de 1983 Dunga tocaría con las manos la bóveda celeste al salir campeón del mundo juvenil derrotando a Argentina por 1-0 en el Estadio Azteca de México con un gol de penal de Geovani.

En el coliseo de Santa Úrsula los Basualdo, Islas y Dertycia no pudieron hacer nada para frenar a aquellos que en Estados Unidos serían campeones del mundo de mayores.

Otros como Van Basten o Rubén Sosa habían sucumbido en rondas anteriores.

jueves, 17 de junio de 2010

El día que nací yo

El 18 de junio de 1975 el padre del fútbol total se despedía para siempre de Barcelona.

Rinus Michels, el mejor técnico de la historia del futbol para el diario el diario británico The Times, recogió sus trastos de faena y se despidió de todos sin hacer ruido al tiempo que por otra puerta de la Ciudad Condal llegaba raudo y veloz Carlos Humberto Caszely para cerrar su trato con el RCD Espanyol.

Se había cansado de recibir patadas con el Levante por los andurriales de tercera división.

Ese día fue el escogido por papá y mamá para que yo hiciera acto de presencia en este mundo y realizara mi primera visita a la capital del Principado a bordo de la camioneta orientada por el mejor ambulanciero que ha dado jamás nuestro pueblo, Dato José Martínez Ovis.

Creo que dejé de contar en el bache número 300, pero siempre tuve la sensación de que aquel suplicio había merecido la pena.

No hay pruebas fehacientes de ello, pero según me cuentan no llegué con una balón de cuero debajo del brazo, eso llegaría más adelante.

Y es que a la dichosa pelotita de esta pasión la azuzaron tipos como Emilio Butragueño, que también escogió para su día de gloria un 18 de junio, este de 1986 y avanzado hasta octavos de final el campeonato del mundo de México, aquel que había arrancado con gol de Sócrates para Brasil y latigazo seco de Michel al travesaño.

No olvidaré jamás el torbellino de cal que provocó el pelón al tocar el suelo.

En el Estadio de La Corregidora de Querétaro, El Buitre, en vuelo a ras del tapete, esquivó las postas de la dinamita roja y con cuatro goles como el sol de aquella tarde asomó a España al balcón de la ilusión, donde como siempre la suerte salió a bailar con otro chico más alto y más apuesto.

miércoles, 16 de junio de 2010

Me lo merezco

17 de junio de 1990. Estadio Friuli de Udine.

José Miguel González Martín del Campo se reivindica al grito de "Me lo merezco" con tres goles ante Corea de Sur en partido de la primera fase del Mundial de Italia.

Aquel equipo español tenía cuajo, pero se encontraron en el camino con un invitado inesparado, el balcánico Stojkovic, que con dos latigazos en octavos de final nos mandaría para casa directamente desde Verona.

Fritz Walter Stadion

El otro día estaba pasando páginas de un libro de la Copa del Mundo cuando de repente me paré en esta foto sencillamente arrebatadora.

Al principio me llamó la atención la silueta tremandamente estilizada de Pancho Puskas porque es de domino público que su llegada al Real Madrid estuvo rodeada de comentarios sobre su redondez que pronto templaría a base de cañonazos.

Así relamido, con ese calzón blanco impoluto y esas hercúleas extremidades inferiores me recordó por un momento a mi tío Frailín.

La imagen corresponde ingreso en el terreno de juego del Wankdorf Stadion de Berna de los seleccionados de Hungría y Alemania Federal para disputar la final del mundial de Suiza de 1954.

Como no podía ser de otra forma, los capitanes, gallardete en ristre, al frente de sus escuadras y ahí es donde viene lo curioso de la foto.

El capitán de los germanos, según se apunta en el pie de la instantánea, es Fritz Walter y mientras lo leo me asalta súbitamente la curiosidad:

- Pero...¿por qué me suena tanto este nombre?

Y entonces es cuando empiezo a rebuscar en los recuerdos hacinados en la memoria y zás, ya lo tengo.

Fue allí donde empezó todo, un 23 de octubre de 1991 en el Fritz Walter Stadion de Kaiserslautern.

Ese fue el lugar elegido por José Mari Bakero para descolgar del cielo una pelota botada desde la izquierda por Ronald Koeman y poner la primera letra en la Copa de Europa de Wembley.

Claro, por eso me quería sonar tanto ese nombre, el del Infierno del Norte que desde 1985 lleva el nombre del capitán alemán que alzó la Jules Rimet que todos los cultivados de la época daban como segura para Puskas y sus magiares mágicos.

Friedrich Walter, el jefe del equipo milagro de Berna, falleció un 17 de junio de 2002, pero en aquel duelo bajo la lluvia helvética se empezó a atisbar el mito que más tarde acuñaría para el imaginario futbolero Gary Lineker:

“El fútbol es un deporte en el que juegan once contra once y siempre ganan los alemanes”

martes, 15 de junio de 2010

Y los que le quedan...

Fueron sólo quince minutos pero realmente valió la pena esperar.

Se jugaba un Argentina-Serbia Montenegro correspondiente a la segunda jornada del grupo C, bautizado de la muerte, cuando desde el lateral argentino se solicita una sustitución.

Recuerdo que estaba viendo aquel partido y calentaban defensas en la banda de la albiceleste.

El marcador iba 3-0 y entonces vino la expulsión de Mateja Kezman que animó al coleccionista de títulos de inferiores José Néstor Pekerman a dar minutos a dos jóvenes que la afición reclamaba con pancartas por todo el estadio.

Es el minuto 75 y abandona la cancha Maxi Rodríguez para que ingrese metido en el 19 un niño de apenas 18 años.

La primera que pasó a su lado la coló entre las piernas de Gavranic para que Hernán Crespo fusilara a Grevic.

La segunda la cruzó bajo las piernas del guardameta serbio para hacer el primero de los muchos que llegarían después de aquel minuto 88.

Desde ese día la fecha empezó a tener un lugar especial en la historia.

Igual que el 23 de junio de 1982 estaba guardado para el debut de Diego Maradona en un campeonato mundial, el 16 de junio de 2006 sería el de la diplomatura en Copa del Mundo de Lionel Andrés Messi con el techo retráctil del Arena AufSchalke de la ciudad de Gelsenkirchen como testigo.

sábado, 12 de junio de 2010

13 de junio de 1956: Real Madrid 4-3 Stade de Reims

Con la parroquia futbolística discutiendo y dudando a partes iguales sobre el verdadero nivel de nuestro fútbol, arrancó en la temporada 1955-1956 la primera edición de la Copa de Europa de fútbol reservada entonces para los campeones de los torneos domésticos.

Y nació, como casi todas las cosas grandes de este deporte, gracias a las sabias mano de una comadrona de campanillas, Don Santiago Bernabéu, presidente a la sazón del Real Madrid Club de Fútbol, asistido en el parto de la criatura por Gabriel Hanot, redactor del diario francés L´Equipe, que donaría el trofeo con forma de ánfora que se llevaría el vencedor final.

Aquella primera edición fue un bálsamo para la afición española que venía de coleccionar fracasos con el equipo nacional, y a la que le duraba todavía el enojo por quedarse fuera del Mundial de Suiza 54 por culpa de una dichosa bolita extraída por el bambino de oro Franco Gemma.

Esa temporada, recordada por el doblete en liga y copa del Athetic Club de Bilbao de los Carmelo, Garay, Canito, Maguregui y Gaínza, culminó el 13 de junio en el Parque de los Príncipes de París con el ansiado duelo entre Real Madrid de Alfredo Di Stéfano y el Stade de Reims de Raymond Kopa, que eran junto a Kubala y Puskas, las grandes figuras de momento.

A decir de las crónicas de la época el partido fue vibrante de principio a fín, con los franceses adelantándose en el marcador y los blancos recortando distancias para rematar la conquista a los treinta y tres de la segunda entrega con un remate de Rial a pase de Gento tras una espectacular escapada.

Jules Rimet, presidente de la FIFA, fue testigo excepcional del comienzo de una tiranía, la del Real Madrid en la Copa de Europa, y España entera calibró por fin el verdadero nivel de nuestro fútbol.

En crónica de Emilio Jimeno para El Mundo Deportivo uno puede darse cuenta de la trascendecia que tuvo aquella hazaña para el sentir popular:

"Porque esta noche, bajo los focos del Parc des Princes hemos visto el verdadero, el auténtico nivel medio del fútbol español, un fútbol representado por el Real Madrid — ni tan siquiera campeón ni subcampeón de Liga esta temporada — que ha sido capaz de conquistar la Copa de Europa de clubs en un encuentro en el que ha brillado por todo lo alto no sólo la clase y técnica y recursos tácticos del fútbol español, sino, además, aquellas virtudes raciales, de fibra y temperamento, tan necesarias para remontar momentos difíciles y que se había dado en decir que habían desaparecido por completo".

Ese día de San Antonio de Padua, el Comité de la UEFA anunció que el vencedor de la final tendría invitación directa para la segunda edición:

"La decisión ha sido tomada para dar una oportunidad al Real Madrid y al Reims, que no han ganado los campeonatos de sus respectivos países, para defender el trono conquistado".

Un hecho curioso de ese curso balompédico lo protagonizó Sir Stanley Matthews.

A pesar de la gran cantidad de estrellas fulgurantes que comparecieron esa noche en el coliseo parisino, el jugador británico, bordeando la cuarentena, relegaría a los escalones inferiores a Kopa y Di Stéfano en el podio de la primera edición del Balón de Oro.

viernes, 11 de junio de 2010

El rey sin corona

Fue en el mes de enero de 1990 y ocurrió entonces lo que ocurre tantas veces cuando se otorga el Balón de Oro al mejor futbolista del momento: nadie estuvo de acuerdo por aquello del “para gustos hay colores”.

Pero L´Equipe lo acreditó a él como el “Mejor jugador de baloncesto europeo de la década de los ochenta” y desde aquella fecha el galardón luce en el aparador junto a siete títulos de Liga ACB, diez Copas del Rey, dos Recopas, una Copa Korac, aquella inolvidable medalla de plata de Los Angeles 84, la otra no menos recordable de Nantes 83 en el europeo, otra de bronce en el europeo de Roma 91 y una interminable colección de marcas de todo tipo y distinciones individuales.

Yo también reconozco que ese periodo estuvo plagado de grandes basquetbolistas, pero también recuerdo que al último Balón de Oro de Marco Van Basten le borraron el nombre de Hristo Stoichkov la noche anterior a la ceremonia.

Y también recuerdo que mi primera lágrima deportiva brotó viéndole vestido con el número 15 de color blanco bordado en nuestros colores, tan impotente como yo en aquella fatídica noche del Patinoire des Vernets de Ginebra ante el Banco Di Roma de Larry Wright.

Por eso creo, como creí aquella víspera de Reyes, que es de ley, porque aquella distinción fue como ponerle la diadema al único rey sin corona del baloncesto europeo.

Hoy cumple 51 años Juan Antonio San Epifanio (Zaragoza, 12 de junio de 1959), para siempre Súper Epi.

El palmarés del diario deportivo francés quedó así:

Mejor jugador europeo de la década: Epi
Mejor equipo europeo de la década: Maccabi Tel Aviv
Mejor selección europea de la década: URSS
Mejor equipo NBA: Los Angeles Lakers
Mejor jugador NBA de la década: Magic Johnson

Eulogio Martínez

"Con un ariete como éste no sé por qué me han fichado a mí. A lo mejor me dan una escoba y me hacen barrer el vestuario".

Se refería Evaristo de Macedo, el arma de golear del momento a Eulogio Martínez, ariete paraguayo recién contratado por el FC Barcelona que a las cinco y dieciséis minutos de la tarde de un 24 de septiembre de 1957 anotaría el primer gol en una portería del Camp Nou.

El Departamento Central de Asunción lo alumbró un día 11 de junio de 1935.

Esta Copa del Mundo no se nos escapa

Ayer despegó del Aeropuerto Madrid-Barajas en vuelo IB-2898 con la selección española de fútbol rumbo a Sudáfrica, y lo hizo a bordo del Airbus 340/600 más moderno de la compañía Iberia que lo ha bautizado con el nombre del poeta del pueblo: MIGUEL HERNÁNDEZ.

"Recordar a Miguel Hernández que desapareció en la oscuridad y recordarlo a plena luz, es un deber de España, un deber de amor"

(Pablo Neruda)

jueves, 10 de junio de 2010

Grandísimo

El 10 de junio de 1927 nacía en Budapest uno de los mejores jugadores de fútbol de todos los tiempos, y como era tan grande Serrat le escribió y puso música a estos versos:

"Pelé era Pelé y Maradona uno y basta.

Di Stéfano era un pozo de picardía.

Honor y gloria a quienes

hicieron brillar el sol

de nuestro fútbol

de cada día.

Todos tienen sus méritos;

a cada quien lo suyo,

pero para mí ninguno

como Kubala."

domingo, 6 de junio de 2010

El genio de Sibenik

La mayor ilusión de sus padres era que el niño les saliera músico.

Por eso, en cuanto tuvo edad le calzaron una guitarra y le reservaron plaza en el conservatorio.

No se le daban mal los pentagramas, pero a esas edades tan tiernas los amores son fugaces y pronto cambió las doce cuerdas por la pelota de color naranja.

Y eso que un galeno le había diagnosticado una cojera irreversible si no abandonaba de inmediato la práctica deportiva.

La culpa era de una malformación en la cadera.

Aquel médico era un genio, y el chiquillo lo sería más tarde.

Se llamaba DRAZEN PETROVIC y a partir de aquel dictamen empezó a dar recitales todas las noches.

Pero una tarde de junio, día siete bordeando las agujas las 17:20, un camión marca Mercedes impactó de forma brutal contra el vehículo en el que viajaba y su talento, su magia, su pasión por este deporte y esos gestos irrepetibles se apagaron para siempre.

Han sido muchos como él los que tampoco pudieron fintar a ese taciturno rival llamado destino.

Nos queda la memoria cargada de recuerdos...

viernes, 4 de junio de 2010

Marcaje al hombre

Otra lámina cargada de mística que dejó para los libros el Mundial de España es la del marcaje individual más áspero que recuerda el ojo humano.

Quedó inmortalizado para siempre en el campo de la Carretera de Sarriá el 29 de junio de 1982 donde Claudio Gentile, futbolista juventino de 29 años, caminó clandestinamente por las molduras del reglamento con la connivencia del colegiado rumano Nicolae Rainea.

Tan incrustado en Maradona como el escudo en la celeste y blanca, el volante de marca italiano repartió bastonazos de todos los calibres, pero a pesar de llevar hasta el borde las indicaciones de su técnico, salió únicamente con la cartulina amarilla que le cobraron a los diez minutos.

El resto lo pusieron la puntería de Marco Tardelli y el mételo tú que a mí me da la risa de Bruno Conti para Antonio Cabrini.

Cuando sonaron los tres pitidos últimos Italia empezó a ser campeona del mundo.

Así escriben los dioses

No se me podía pasar por alto una fecha como la de hoy.

El 4 de junio de 1982 fue el día en el que el mundo entero vió escribir por primera vez a D10S.

Cuatro años antes

Estadio de la Carretera de Sarriá (Barcelona), 2 de julio de 1982.



Partido de segunda ronda para el acceso a semifinales.
Juegan Brasil y Argentina en un grupo infernal que completa Italia. Al paso por el minuto 85 el árbitro mexicano Mario Rubio Vázquez muestra la tarjeta roja a Maradona por una brutal entrada sobre Batista que se retuerce amargamente en el suelo.
Protesta Ardiles ante la atónita mirada de los brasileros. Ríe descontrolado el genio, impotente ante el torrente de fútbol de Toninho Cerezo, Falcao, Zico, Sócrates y Junior.
El 3-1 final es inapelable. Pocas imágenes como esta que resisten tan vigorosas el paso de los años. Imprescindible.

miércoles, 2 de junio de 2010

El Olímpico de Barranquilla

“Este hombre -dijo- es el único que ha convertido un gol olímpico en la historia de los mundiales de fútbol de mayores... Fue en Arica en 1962 y se lo hizo al mejor portero del mundo en ese momento, el ruso Lev Yashin, la famosa "Araña Negra"... Fue en nuestro glorioso empate 4-4 con Rusia...”

Así de lapidario se mostró el anciano de la última fila para argumentar ante todos los viajeros la caprichosa actitud del chófer de la buseta que hacía la ruta 3, cerca de Barranquilla, que justo había retornado un billete de dos mil pesos al último pasajero para seguido exclamar entusiasmado:

-¡Yo siempre me he querido tomar una foto con usted!

El personaje agasajado con pasaje libre de aranceles no era otro que Marcos Tulio Coll Tesillo, apodado “el Olímpico”, jugador del combinado colombiano que un 3 de junio, en el coliseo Carlos Dittborn y en partido de primera ronda de la Copa del Mundo de Chile, convirtió directamente desde el vértice una parábola imposible para el guardameta soviético.

Desde borde del rectángulo asistió a la comba el director técnico que orientaba a los colombianos en aquella cita, el gran Adolfo Pedernera, accesorio fundamental en La Máquina de River e historia viva del fútbol argentino, donde precisamente se documentó el primer tanto con esas hechuras contabilizado desde la reforma de la regla del tiro de esquina.

Lo transformó Cesáreo Onzari para Argentina en el poligonal del Sportivo Barracas en partido amistoso jugado ante Uruguay finalizadas las Olimpiadas de Amsterdam de 1928.

El jugador de Huracán pateó directo y al entrar la pelota en la portería de los recién proclamados campeones olímpicos, la anotación ingresó por derecho propio en los libros de fútbol con el nombre de Gol Olímpico.

Lo curioso del tema es que esta versión de los hechos difiere bastante de la que aparece en La historia de los mundiales de fútbol de Brian Glanville.

El gurú de las ciencias del balón describe así aquel corto intervalo de tiempo en el país andino:

“Rusia iba 3-0 por delante a los once minutos, y aunque Aceros redujo la desventaja a 3-1, Ponedelkin hizo el 4-1 al comienzo de la segunda parte. Fue entonces, a los 68 minutos, cuando sucedió algo muy extraño. Lev Yashine se marcó un autogol a la salida de un córner.”

Supongo que todo depende del cristal con que se mire, pero a mí me sigue pareciendo más poética la epopeya de Marcos Tulio Coll Tesillo, “el Olímpico de Barranquilla”.

martes, 1 de junio de 2010

Un tango un tanto desafinado

El mismo día 2 de junio de 1978 que al otro lado del charco sonaron los primeros y desafinados acordes del gran tango que supuso la Copa del Mundo de Argentina, en nuestro país fallecía Don Santiago Bernabéu de Yeste, jugador de fútbol, cabo del ejército de Franco durante la Guerra Civil, licenciado en derecho, funcionario del Ministerio de Hacienda, pero sobre todas las cosas el mejor presidente de la historia del Real de Madrid.

Esa fecha arrancó allende los mares con un insulso empate a cero goles en el inaugural disputado por Alemania y Polonia en el Monumental de Núñez y como suele ocurrir en estos acontecimientos el marcador no funcionó correctamente.

La selección española dirigida por Ladislao Kubala debutaría unos días después con derrota ante Austria por 1-2 y precisamente el combinado nacional es el que nos deja la mejor de las anécdotas de Don Santiago, más allá de sus deslices con la bragueta.

Ocurrió el 18 de febrero de 1922 cuando España visitó Lisboa para devolver a los lusitanos la visita del año anterior a Madrid.

En la expedición viajaba el por entonces jugador del Real Madrid que vistió por primera y única vez la zamarra nacional, aunque no llegó a ingresar en el terreno de juego.

En aquella época no estaban permitidas aún las sustituc¡ones.

En la edición de El Mundo Deportivo de lunes 19 de febrero se hacía la siguiente apreciación respecto a los once elegidos para resolver el litigio:

"Durante los últimos días de la semana pasada, todos los aficionados españoles se deshacían en conjeturas acerca de la definitiva constitución que se iba a dar a nuestro once. Nosotros apuntamos como probable un equipo en nuestra edición del viernes que es el que en definitiva ha jugado. Pero ello no ha sido sino después de muchas dudas y de haber circulado los más encontrados rumores. Ello no ha sido hasta minutos antes del encuentro... ya que llegaron a vestirse Bernabéu y Corsino".

Al final, tras muchos dimes y diretes, el Stadium de Lisboa asistió a la victoria de España y despid¡ó alborozado a los nuestros que salieron en medio del entusiasmo general y de vivas a España y Portugal.

Eran otros tiempos, sin duda alguna...