miércoles, 26 de mayo de 2010

El equipo de todos los españoles

El equipo de todos los españoles (José Angel de la Casa dixit) estrenó traje de etiqueta el 27 de mayo de 1934 para su debut oficial en una Copa del Mundo de la FIFA.

El recordable acontecimiento tuvo lugar en Génova con victoria de los nuestros por tres goles a uno frente al combinado brasileño.

Hablan las crónicas de la época de sobresalientes actuaciones del ariete del Real Oviedo Isidro Lángara, que acudió como siempre puntual a su cita con el gol, y del cancerbero del Real Madrid Ricardo Zamora, el Divino, que levantó un tabique de ladrillos entre los postes y el travesaño que resultó infranqueable incluso para Leónidas Da Silva, el Diamante Negro, centro delantero de hábil gambeta considerado por muchos el mejor que ha tenido jamás la selección pentacampeona.

Otro 27 de mayo, pero esta vez de 1981, otro guardameta del Real Madrid sería el triste protagonista de un partido disputado ante el Liverpool en el Parque de los Príncipes de París.

En juego nada menos que una Copa de Europa que viajaría finalmente de nuevo a las islas por culpa de un disparo que Alan Kennedy colocó por arriba en el palo corto de un jovencísimo Agustín.

Ya se hablaba entonces en el club de Luis de Carlos de la séptima pero aquellos eran otros tiempos, sobre todo en la prensa deportiva.

Sólo hay que echar un vistazo a la portada que traía El Mundo Deportivo de Barcelona el día de autos para darse cuenta de algo impensable en nuestros días,una primera dedicada prácticamente en exclusiva al partido del equipo merengue al otro lado de los Pirineos.

martes, 25 de mayo de 2010

Ernst Happel

Antes de que José Mourinho lo hiciera, Ernst Happel ya había recorrido el camino.

Lo inició en el curso 69/70 llevando al Feyenoord de Rotterdam a lo más alto del panorama balompédico europeo y despues de tropezar ante el Liverpool dirigiendo al Brujas en la edición de 77/78, llegó al final de su travesía un 26 de mayo de 1983, cuando un solitario gol de Félix Magath le dió al Hamburgo su hasta hoy, única Copa de Europa.

Nada pudieron hacer los Zoff, Cabrini, Scirea,Gentile, Bonini, Platini, Rossi, Bettega, Boniek y mi admirado Marco Tardelli ante el granítico equipo armado por el estratega austríaco.

Falleció siendo víctima de un cáncer, y ese mismo año 92, el Prater de Viena pasó a llamarse Ernst Happel Stadion, ese mismo donde Casillas levantó al cielo la Copa de Europa de Naciones.

domingo, 23 de mayo de 2010

El tanque de Pasaia

Un regalo para motivar a los oviedistas que acudan esta tarde al Nuevo Carlos Tartiere donde la historia debe pasar por encima del Pontevedra.

Una tapa de los buenos tiempos, la que traía el 22 de mayo de 1939 la revista El Gráfico de Argentina tras el maravilloso partido que Isidro Lángara, alineado por San Lorenzo de Almagro, se había sacado de la chistera ante el inaccesible River Plate en el Nuevo Gasómetro.

Cuatro goles como cuatro soles del "Tanque de Pasaia" unas pocas horas después de apearse del barco que le alejó de la Guerra Civil en España.

El viejo estadio de Buenavista fue testigo de la excepcional puntería de este guipuzcoano que salió tres veces máximo goleador de la liga vestido de azul y que llegó procedente del Tolosa para formar aquella inolvidable "delantera eléctrica" que los chavales de la época recitaban de carrerilla:

Casuco, Gallart, Lángara, Herrerita y Emilín.

Yo empujaré lo que pueda desde esta tierra que lo vió nacer un 25 de mayo de 1912.

sábado, 22 de mayo de 2010

El chico de Belfast

“Hace años dije que si me daban a elegir entre marcar un golazo al Liverpool o acostarme con Miss Mundo iba a tener una difícil elección. Afortunadamente, he tenido la oportunidad de hacer ambas cosas”.

Fútbol, mujeres y alcohol, no necesariamente en este orden, fueron las pasiones de este chico de Belfast que había nacido para ser el mejor.

Hoy cumpliría 64 años, y justo hoy, cuando en el Bernabeu se decide la suerte de " la orejona", es de justicia recordar aquel gol que coronó por primera vez a un equipo británico en la Copa de Europa.

Jugaba para el ManU y ese gol al Benfica fue su particular homenaje a los que cayeron en la tragedia de Munich una década antes.

George Best, "el quinto beatle".

miércoles, 12 de mayo de 2010

Juncosa, Ben Barek, Pérez-Payá, Carlsson y Escudero...

... Rivilla, Calleja, Glaría, Jones, Adelardo, Mendoza, Peiró y Collar...

... Ovejero, Calleja, Adelardo, Ufarte, Luis, Gárate, Irureta y Salcedo...

El primer equipo en descender a segunda división en el Campeonato Nacional de Liga (1929-1930) y en ganar una Copa Intercontinental sin ser campeón de Europa, es desde hoy el primer campeón de la UEFA Europa League.

Y todo por contar en sus filas con este U-RU-GUA-YO...

Antonio Ozores

Otro 12 de mayo y otro Antonio que nos deja. Otro genio que se lleva el cielo y supongo que lo hará a bordo de la Cibeles I que en el primer intento lanzaron al desierto de Almería.

"Los ases buscan la paz" (1954) protagonizada por el futbolista Ladislao Kubala y "La saeta rubia" (1956) protagonizada por Alfredo di Stéfano también contaron con su participación.

El mundo del balompié llora su ausencia, aunque yo me quedo con "El astronauta", la obra cumbre de la ciencia ficción española, al lado de Tony Leblanc y como no, con esa innigualable pareja que formó con Gracita Morales.

Descanse en paz el bueno de Antonio Ozores.

martes, 11 de mayo de 2010

"El Boniato" Forlán

El martes se presenta la biografía autorizada de Diego Martín Forlán Corazo, apodado Cachavacha, Cacha y Canillita, con un título tan poco original como lleno de sentimiento: U-RU-GUA-YO.

Ya sabemos como se las gasta el sexo femenino de esta estirpe y a través de los goles del siete del Atleti vamos descendiendo poco a poco por el árbol genealógico de esta saga que tiene las raíces muy hundidas en la tierra de los campos de fútbol de los lejanos años treinta, cuando la selección oriental dominaba a su antojo el panorama balómpedico mundial.

Puede que esto salga en el libro que se presentará pasado mañana pero por si acaso... ahí va este delicioso ejercicio de historia a cargo de Don Pablo Forlán, El Boniato, gloria del Peñarol y padre del fusilero rojiblanco.


¿Quién le puso el apodo de El Boniato?

Cuando llegué al primer equipo de Peñarol, en el 66, me metieron en una pensión donde había muchos jugadores del interior. Con mi 1,85 era flaquito, y por ahí, el primer día que dormí, alguien me dijo: "¡Este parece un boniato!". Aun así, mi apodo real es 'Cacho'.

Fue usted un defensa derecho de renombre en su país.

Llegué a las inferiores de Peñarol en el 63 para jugar de cinco. Y en un año hice como 12 goles, al siguiente 10... Fue Máspoli quien me subió al primer equipo para ser suplente de un jugador con mucha mística en Uruguay, Néstor Gonçalvez, que jugó 15 años en Peñarol siendo campeón de todo. En ese camino se lesionó un lateral del equipo, jugué en el puesto y ahí me quedé.

¿Le enseñó algo su suegro, el abuelo materno de Diego (Forlán), en esa tarea de defensor?


¡Habla de Corazo! Integró la línea media famosa del Independiente de los años 30, Ferrí, Corazo y Armiñán, pero yo ya lo conocí como técnico. Él y Basile son los dos únicos que pueden presumir de haber ganado dos Copas América. Él salió vencedor en el 59 (Ecuador) y 67 (Montevideo). En esa última selección estuve yo. Diego terminó jugando en el equipo del abuelo, Independiente.

Jugó usted dos Mundiales y una previa, la del 70


Una previa porque entonces, para el del 70, ya estaba en el Sao Paulo y no se permitía repatriar jugadores. Fue el único título que me faltó. Fui campeón uruguayo, de Brasil, campeón del mundo y de América de clubes, de América de selecciones...

¿Cómo era aquel Peñarol que fue campeón de América y del mundo?

Aquel equipo empezaba por un gran portero, Maidana, y después apareció Mazurkiewicz, que para mí fue un monstruo. Debutó en un partido contra el Santos de Pelé, Coutinho, Pepe, Mengálvio y Dorval, donde ganamos 2-1. Ahí sacó de la escuadra un tiro alto de Coutinho y cayó al suelo con la pelota en una mano y empezó su leyenda.

Entiendo.
Y aquel Peñarol terminaba por Spencer, un goleador implacable tanto de cabeza como con el pie. Este ecuatoriano no tendría precio hoy. El Milán se lo quiso llevar y él dijo que no.

¿Estuvo a la altura de los mejores?

Una vez me encontré con Pelé en un hotel. Yo al Negro le vi hacer goles de todo tipo, incluidos los de Maradona, de arrancar de atrás y llevarse a cuatro o cinco. Pero ese día me dijo: "Pablo, cabeceando hubo uno mejor que yo: Spencer".

¿Cuántas veces jugó contra Pelé?

Muchísimas, y hubo muchas broncas. El Negro siempre fue de frente. Le pegabas y venía, ¡y era peligroso! Maradona, con el aprecio que le tengo, no era de reaccionar, y le pegaron toda la vida. Al Negro no, el Negro era malo.

¿Jugó ante Di Stéfano?

Sólo le vi jugar desde la grada. Era un jugador de toda la cancha, armaba, volvía, atacaba, hacía goles Algo parecido a Bobby Charlton.

¿Cuál fue el atacante que le dio a usted más problemas?

Marqué a Gento en el 66 en A Coruña en uno de mis primeros partidos. Era espectacular por su velocidad. Y luego Garrincha, que sólo tenía un amague, pero se lo hacía a todo el mundo porque le daban tres metros entre la posición y la raya. Y ahí morías. Había que mirarle la pelota. Garrincha, y no Pelé, ganó el Mundial de Chile.

¿Qué jugador le impresionó más en una faceta determinada?

El más grande pateador que yo vi fue Nelinho, del Cruzeiro. Ni Rivelino, ni Rocha, ni Roberto Carlos, ninguno le ataba los zapatos. El tiro predilecto de Nelinho era el de los tres dedos, y se lesionó de importancia el menisco precisamente por pegar muchas veces en el piso. La pelota subía la barrera y volcaba. Un día O Globo le hizo una propaganda, con una cámara en el estadio y otra fuera. Y con la pelota en la mano la sacaba de un pateo del Minerao.

¿Cómo recuerda el partido de desempate del 66 ante River en la Copa Libertadores?

Siempre festejamos más este partido que cuando le ganamos la Intercontinental al Madrid. Íbamos perdiendo 2-0 y nos calentamos

¿Por qué?

En esa época no se estilaba parar la pelota con el pecho para un portero. Y con el 2-0, después de un centro mío, remató Spencer y Carrizo hizo ¡plas!, y la dejó muerta con el pecho. Eso nos picó.

¿Sí?

El lío ya venía del partido anterior en Buenos Aires. Allí perdimos 3-2 y al llegar al Alviar, en el hotel estaban 150 personas gritándonos. Ni siquiera nos mandaron el autobús antes del partido, tuvimos que ir en taxis. No pudimos ni calentar, y volvíamos al hotel con la sangre hirviendo. Allí había gente esperándonos: "¡River, River!" Hubo piñazos, una pelea de una hora. Vino la policía y todo. ¡Menudo quilombo!

¿Y qué pasó?

Nos reunió el presidente Washington Catali a las dos de la mañana y nos dijo que íbamos a tener que pagar todos los desperfectos. Nos preguntó que cuándo queríamos jugar el desempate. Le dijimos: "¡A las ocho de la mañana, si se puede!". Teníamos ganas de revancha. Al final ganamos el desempate en el alargue, el tercer gol fue un centro mío. Ahí le tiraron a River las gallinas. Ahora es el equipo Gallina. Aquel equipo tenía a Onega, que murió en accidente, Matosa, Carrizo, Sáinz, Matosas, Solari, el padre de Santi, Sarnari

¿Y qué me dice de la Intercontinental que ganó al Madrid?

Fue un Madrid que tuvo que soportar muchas comparaciones. Pirri fue para mí un gran centrocampista. Era temperamental, agresivo, jugaba A mí me dicen Beckenbauer y yo digo Pirri. Luego Velázquez, un diez con clase. ¡Y Amancio! Un jugador espectacular. Y quedaba Gento. Salimos a ganar en Montevideo. Fue récord de entradas hasta el día de hoy (60.000 personas). Quedó gente afuera. En la vuelta volvimos a ganar 0-2.


El padre de Diego Forlán jugó como lateral derecho en el equipo de Peñarol más recordado de 1963 a 1970. Luego fue a Brasil: Sao Paulo (1970-76) y Cruzeiro (1977). Volvió a su país: Club Nacional (1978) y Defensor Sporting (1979-84). Ganó siete ligas uruguayas y tres campeonatos paulistas, pero será recordado por ganar la Copa Libertadores a River (1966) y luego la Intercontinental al Real Madrid (2-0 en Montevideo y 0-2 en Madrid, donde él no jugó).

Papá, ¿por qué lo ganamos todo?

Antes de que unos imberbes vestidos de amarillo se cruzaran en el camino, el FC Barcelona se tropezó con otro insigne de la talega que le hizo morder el polvo en la Copa Radivoj Korac de 1975 y la Recopa de 1981. Pierluigi Marzorati, dirigiendo de forma inigualable al Pallacanestro Cantú, segó las ilusiones de un equipo al que se le negaba el laurel en el Viejo Continente. En la primera confrontación a doble partido de 1975 los 27 tantos del base italiano acompañados por una gran exhibición de Carlo Recalcati pudieron con los 20 de Randy Knowles y los 12 de Manolo Flores. En Roma 1981, un joven Juan Antonio San Epifanio con 28 puntos, tampoco pudo con la estrella italiana. Las Copas de Europa que llegaron después llevarían su sello bajo el nombre de Squibb y Ford Cantú.

Después de dejarse en el camino tres trofeos, uno de cada competición de entonces, la gloria no pudo decirle que no otra vez más al FC Barcelona. La Recopa de Grenoble en 1985 supuso el primer entorchado europeo para un equipo en el que pocos días antes José Luis Núñez había mostrado la puerta de salida al inolvidable Antoni Serra. Manolo Flores agarró la pizarra casi sin tiempo de colgar las zapatillas y dirigió al Olimpo a un equipo hasta entonces olvidado en las páginas de la FIBA. Enfrente un equipo emblemático venido a menos en los tiempos que corren, pero que lucía aquella tarde con Sabonis, Kurtinaitis y Homicius. Ni siquiera los 36 puntos de Rimas pudieron apartar de lo más alto al equipo catalán sustentado nuevamente por 23 aciertos de Super Epi y otros tantos de Chicho Sibilio.El año siguiente repitió final el Barca, esta vez ante el mítico Scavolini de Pesaro y ya con Don Alejandro al mando de la tablilla. El Palasport Castel-Morone de Caserta jaleó como nunca a la “La Araña Fredrik” y al marrullero Sylvester, pero otra vez más, el mejor jugador europeo de la década, apareció para que esa Recopa ocupara vitrina en el museo blaugrana al lado de su hermana del año anterior.

La temporada 86-87 Núñez se apartó al arcén y dejó paso para que Aíto astillara un montón de millones montando un equipo duplicado en todas las posiciones para rodear a Sibilio, Solozábal y Epi de lo mejorcito del panorama nacional e internacional de la canasta. Empezaron los tiempos de vino y rosas en una sección que tiró de la cisterna para que el caudal del sanitario se llevara para siempre el sambenito de perdedor. El curso arrancó en octubre con los catalanes aprobando la asignatura pendiente durante dos años para el Real Madrid alzando la clandestina Supercopa de Europa disputada a doble litigio ante la Cibona de los hermanos Petrovic, Cutura, Andro Knego y Cvjeticanin. En la ida de Zagreb el genio de Sibenik llegó a los 45 de anotación dejando la decisión para la vuelta en la Ciudad Condal donde curiosamente saltó la bomba de Ramón Mendoza anunciando el fichaje del polémico balcánico por el equipo de la capital. Pocas horas antes la operación había sido desestimada por el propio entrenador azulgrana. .El trofeo se quedó en casa gracias a una portentosa exhibición de Sibilio y el tras ella llegarían para hacerle compañía una liga, una copa del rey y una Korac ante el Limoges de Ostrowski y Dacoury que sirvió como broche de oro a la carrera del Lagarto Juan De la Cruz. Nuevamente Epi, siempre él, colaboró de forma decisiva con 24 y 29 en esa conquista. La temporada siguiente (87-88) el Barca volvería a hacer doblete en España pero falló para llegar a la primera F4 de la historia. Lo haría al año siguiente en Munich donde todo estaba listo para relevar a la Tracer de Mike D´antoni. Esperaba el Aris de Nick Gallis y Yannakis pero en semifinales se cruzaron Kukoc (24), Ivanovic (21) y Savic (18) e hicieron saltar la banca. Otra liga (88-89), la tercera consecutiva, y otra oportunidad en la F4 de Zaragoza y de nuevo Split cortando las alas de un equipo al que se le encogía la mano en las grandes citas. Y aunque parezca imposible, el equipo que se paseaba en la competición doméstica, volvería a repetir resultado al año siguiente: liga, F4 en París, y derrota ante la Jugoplastika con otros 25 tantos de Savic. La página negra que el FC Barcelona empezó a escribir aquella noche de 1984 en Ginebra empezaba a poblarse poco a poco de renglones torcidos. Llegarían después Tel Aviv 94, París 96, Roma 97, Salónica 00, Praga 06 y Berlín 09 y sólo un par de gritos entre medias, Barcelona 03 y la Korac ante Estudiantes de 1999.
¿Y ahora llega París 10?. Mañana saldremos de dudas.

Tantas lágrimas, tantas derrotas, tantas desilusiones, pero merece la pena. Ya lo podemos gritar a pulmón:
SOMOS CAMPEONES DE EUROPA.

Gracias Juanqui, gracias Abuelo Creus....... y a Super Epi , que me hizo llorar tanto...... y a Karnishovas......y a Mr. Euroleague también...

Porque "El año que vivimos peligrosamente" comenzó un trece de mayo levantando la Copa del Rey en Mestalla. Luego vinieron a hacerle compañía la Liga, la Champions, la liga ACB, la Supercopa de España, la Supercopa de Europa, la Supercopa ACB, la Intercontinental, la Copa del Rey de basket y la Euroliga. Todavía faltan tres días para hacer los doce meses. ¿No mola más esta peli que la de Mel Gibson?

lunes, 3 de mayo de 2010

Se llama Alejandra

Se llama Alejandra y cuando todavía era una adolescente un siniestro de tráfico provocó que parte de su cuerpo dejara de recibir órdenes de su cerebro.
Ese día su vida dió un giro inesperado.
La fatalidad quiso que en el mismo choque su novio falleciera de forma instantánea.Desde entonces, verano del 91, vive con su cuerpo ensamblado a una silla de ruedas.
Aquella fecha trágica el hermanito pequeño de Alejandra contaba poco más de once años y andaba vacilante entre hacer carrera en el tenis o en el fútbol once.
Se decidió por la segunda opción y ese mismo día se prometió a si mismo que llegaría a profesionales para que a su hermana Ale jamás le faltara de nada.
Se puso manos a la obra enseguida en las inferiores de Peñarol y después de descubrir el secreto del buen nueve con los aurinegros cruzó el estuario para ponerse la roja de Independiente de Avellaneda y seguir colocando la número cinco muy lejos de las manoplas de los guardametas.
Y así hasta llegar a calzarse una Bota de Oro en cada pie.
Es Diego Forlán, el delantero centro que juega de siete y que tiene martirizado a todo el barcelonismo menos a mí.
Porque a mí los goles de La Bruja no me duelen.
Su idilio con el gol tiene razones inexcusables.
¿Es o no es grande esto del fútbol?

FUNDACIÓN ALEJANDRA FORLÁN-Avanzar superando los obstáculos

(Relato leído el viernes 30 de abril de 2010 en La Deporteca de Radio Marca)